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Puyo, ciudad rodeada de montañas y asolada por lluvias permanentes y veranos playeros. Espacio de tierra habitado por vecinos variopintos, chusma religiosa, autoridades indoctas, veteranos historiadores, peluquerías, puestitos de comida rápida, inmuebles en construcción y otros en destrucción, borrachitos, futbolistas, servidores públicos, niñitas guapas y  artistas. Allí, en esa ciudad de al menos treinta mil habitantes, un 26 de agosto nació el  Puyu “Festival de Artes Integradas”. Los artistas y gestores culturales de Puyo están más unidos que nunca. Se han propuesto hacer de la cultura parte preponderante de la inversión pública. Muestra de ello, fueron las tres mil y más personas que asistieron al Malecón del Boayaku Puyu, el evento inició a las 14h00 con una exposición de danza y pintura, y que se extendió hasta la una de la madrugada. El telón musical se abrió a las 17h00, con sonidos rock, hip hop y trap, de Amazonía Sur, Puyu Rap Company y Tipos Freskos. Al caer la tarde, alrededor de mil personas se habían asentado en el lugar. Varios caminaban por el malecón, otros observaban el espectáculo y algunos tomaban una dosis extra de energía comiendo algún alimento callejero. La gente de Baños, Macas, Ambato, Quito, etc., disfrutaba con alegría cada segundo del festival. La Ciudad Neblina ya se hacía presente. El metal se apoderó del escenario del Puyu con los  Oblivion Side. Cuatro chicos influenciados por clásicos como Metallica, Megadeth, Pantera, entre otros; cuya lírica de sus canciones plasma escenarios interiores como el olvido y la existencia del ser. Juntos desde mayo de 2014, han pisado distintos escenarios, tanto locales como nacionales, y han producido un primer trabajo discográfico llamado Portal. Ellos, el tempo desenfrenado de la percusión y el  pogo  de su público, erguían el evento.  Foto: Sebastián Manzano