sería la de presentarla en los salones de la fundación ; de esta forma , conseguían varios objetivos : el primero sería el de mostrar el cuadro en casa de sus antiguos propietarios , hecho que amplificaría el ego de los mismos ; el segundo , aunque no menor , el de evitar el tumulto en la galería ; y el tercero y último el de acceder a la lista de posibles interesados , socios o patronos , de la propia institución .
El segundo acto de esta operación tendría lugar en la propia galería , donde las obras estarían expuestas durante una semana .
La fórmula encontrada no fue muy original , pero sí resultó efectiva . Pasarían del autor más contemporáneo a la alta época , es decir , recorrerían en sentido inverso el tiempo de la historia de las obras expuestas , hecho que cerraría el periodo y también la venta .
Volvieron a ordenar las fotos . Sólo se quedarían con aquellas que abrían la sesión ; ellas serían la clave para dar comienzo a la subasta más importante de toda su carrera profesional .
Pasaron los días y el domingo se acercaba con rapidez . La concentración en el trabajo , sin embargo , les permitió no enfrascarse en la incógnita .
— Te recojo pasado mañana a las nueve en la puerta de tu casa ,
¿ de acuerdo ? — De acuerdo , gracias . William pasó todo el día del sábado analizando y estudiando el mercado , también las posibilidades que ofrecía el momento . Con el libro de Vasari en sus manos , junto al catálogo razonado del profesor Carlo Pedretti — en el que la obra de Leonardo aparecía con todo su historial —, no pudo por menos que emocionarse ante aquella joya .
Tomó apuntes , hizo sus anotaciones y cerró el libro . ¿ Cuántas historias había presenciado aquel cuadro ?
Mónica decidió dar un paseo , el día lo permitía y en Londres el sol constituye un elemento muy apreciado . Tanta lluvia aburría … ¡ Cómo añoraba el Mediterráneo !
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