20 Poemas de Amor 20 POEMAS DE AMOR Y UNA CANCIÓN DESESPERADA | Page 3
Poema 5 Poema 6
Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las
playas. Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.
Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las
yedras. Ellas trepan así por las paredes
húmedas. Eres tú la culpable de este juego
sangriento. Ellas están huyendo de mi
guarida oscura. Todo lo llenas tú, todo lo
llenas.
Antes que tú poblaron la soledad que
ocupas, y están acostumbradas más que tú a
mi tristeza. Ahora quiero que digan lo que
quiero decirtepara que tú las oigas como
quiero que me oigas.
El viento de la angustia aún las suele
arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban
Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas
súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones.
Sígueme. Sígueme, compañera, en esa ola de
angustia.
Pero se van tiñendo con tu amor mis
palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las
uvas. Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del
crepúsculo Y las hojas caían en el agua de tu
alma. Apegada a mis brazos como una
enredadera. Las hojas recogían tu voz lenta y
en calma. Hoguera de estupor en que mi sed
ardía. Dulce jacinto azul torcido sobre mi
alma. Siento viajar tus ojos y es distante el
otoño: boina gris, voz de pájaro y corazón de
casa hacia donde emigraban mis profundos
anhelos y caían mis besos alegres como
brasas. Cielo desde un navío. Campo desde
los cerros. Tu recuerdo es de luz, de humo,
de estanque en calma! Más allá de tus ojos
ardían los crepúsculos. Hojas secas de otoño
giraban en tu alma.
Poema 7
INCLINADO en las tardes tiro mis tristes
redes a tus ojos oceánicos.
Allí se estira y arde en la más alta hoguera
mi soledad que da vueltas los brazos como
un náufrago.
Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes
que olean como el mar a la orilla de un faro.
Solo guardas tinieblas, hembra distante y
mía, de tu mirada emerge a veces la costa
del espanto.
Inclinado en las tardes echo mis tristes redes
a ese mar que sacude tus ojos oceánicos.
Los pájaros nocturnos picotean las primeras
estrellas que centellean como mi alma
cuando te amo.
Galopa la noche en su yegua sombría
Desparramando espigas azules sobre el
campo.