2 Generaciones Número 8 | Página 25

25

ALICIA HERNÁNDEZ MÉXICO

"Darnos a nosotros mismos lo que necesitamos significa que nos convertimos…en nuestro consejero personal, en nuestro confidente, nuestro consejero espiritual, pareja, mejor amigo y cuidador.

Si nos escuchamos a nosotros mismos y a nuestro poder superior no nos equivocaremos de dirección”, Melody Beattie.

Nutrirse a sí mismo, no solo se hace mediante el cuidado que tenemos en alimentarnos correctamente, sino en fomentar en nuestra vida una actitud que nos acerque a estar en pleno contacto con nuestro propio ser.

A lo largo de nuestra vida, ¿Cuántas veces al día, a la semana o al mes nos detenemos para saber que rumbo lleva nuestra vida? ¿Cuánto tiempo empleamos para tener un rato de silencio? ¿Hemos invocado a la sabiduría interna? ¿Nos concentramos plenamente en nuestras metas, o la mayor parte del tiempo estamos dispersos? ¿Tenemos miedo a fracasar?

Algunas veces nuestra falta de confianza y la falta de congruencia tienen raíces muy profundas. La mayoría de las veces la raíz se encuentra en la falta de amor por uno mismo, ya que si no nos amamos, lo más seguro es que sabotearemos nuestro progreso espiritual, emocional y profesional. No nos daremos permiso de avanzar, de crecer o de cambiar, porque no creemos que somos dignos o simplemente nos sentimos incapaces de hacerlo.

Cuando no nos amamos el círculo de dar y recibir sencillamente no puede completarse, de tal manera que la habilidad de dar y recibir amor fracasará, quizá de forma consciente o inconsciente, tan solo para probarnos a nosotros mismos que no lo merecemos. Como resultado surge un odio inconsciente a sí mismo, que se manifiesta como un obstáculo en nuestro camino, que nos inhabilita para poder recibir y expresar amor, y llega a nosotros la desilusión y el desaliento.

Debemos aprender a ver la vida como un proceso de aprendizaje continuo para el alma.

Cuando vemos a un bebé, sabemos que algún día éste llegará a ser un niño, luego un adolescente, adulto y anciano, sabemos que este es el proceso natural de la vida y que no importa cuantas veces esa persona se equivoque, seguirá adelante en su crecimiento fisiológico.

En el aspecto espiritual, sucede algo similar, pero con una pequeña diferencia, el crecimiento será posible mientras el alma siga luchando por volverse integra a lo largo del camino. El crecimiento interno no es mecánico como lo es el crecimiento natural. Para que el alma crezca lo más importante no es cuánto le falta por recorrer sino, que el compromiso que se tiene con ese proceso sea real y verdadero.

Lo más importante es enfrentarse a si mismo y escuchar lo que el corazón tiene que decirnos, porque él no se equivoca. ¿O es que tal vez tememos que lo que el corazón nos dice no es lo que el ego quiere? ¿Pero entonces, quién es el que teme?

25