Un milagro en Navidad
BRÍGIDA RIVAS ESPAÑA
Jo. ¿Estás cansadita de andar por atajos?.
-Re. Yo no estoy cansada, ni paso trabajos. Y mientras coloco bien las confituras, sígueme contando de las Escrituras.
-Jo. Pues verás, Rebeca, según me han contado, ya ha llegado el día que hemos esperado. Y dice Isaías, que un Dios, hecho niño viene a visitarnos. Que quiere nacer sin halagos, entre las pajitas de un mísero establo.
-Re. Y por qué hace eso? El tiempo es muy frío, hay nieve en el suelo, grandes nubarrones corren por el cielo. En ese lugar no tendrá una cuna, ni mantas, ni ajuar.
-Jo. Así lo ha querido el Rey Celestial. él viene a este mundo, para consolar a ricos y pobres y es muy de notar, que los ricos tienen un buen conformar: tienen buenas casas, no les falta el pan, ropas abundantes y comodidades para bien pasar los crudos inviernos si empieza a nevar. Así nada importa pararse a escuchar lo que el Salvador viene a predicar. Pero Él es tan grande, que quiere vivir lo mismo que viven los que pasan hambre. y dijo David, que cuando pequeño, viviría mezclado entre el bajo pueblo, sumiso a su Madre y a un buen carpintero, que en cuidarlo cifra todos sus desvelos.
-Re. ¡Qué buena persona! ¿Será eso verdad?
-Jo. En la Sinagoga podrá interpretar los libros Sagrados. Y dialogará con el pueblo llano, con los sacerdotes y con los ancianos.
-Re. Yo pienso, Josué, que su buena madre tendrá junto a él venturas sin cuento.
-Jo. Pues no te lo creas. Tendrá que pasar pruebas dolorosas: guardar un secreto que le cuenta un ángel, huir de las furias de un rey mala sangre, buscar a su Hijo, que siendo un infante, se queda ocupado en cosas del Padre.
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