Uno escribe sobre lo que lo mueve, en este caso quiero hablar de la PAZ, porque con los años y la experiencia he aprendido a corretearla sin descanso, es demasiado inquieta y a veces se me escapa pero soy testaruda y siempre termino por atraparla o ¿ella me atrapa a mi? No sé, lo que si sé es que es una compañía maravillosa.
Para mí la paz es algo sumamente frágil, por eso necesita de todos nuestros sentidos, incluyendo al sentido común por supuesto. Digo qué es frágil porque nosotros como humanos no estamos acostumbrados a vivir en paz, así de simple y fea es nuestra realidad, nos dejamos arrastrar por el caos que representa el tráfico diario, la competencia en el trabajo, la envidia vecinal, entre tantas y tantas cosas que amenazan nuestra paz, deja de ser amenaza y termina por revolcarnos porque nosotros lo permitimos, es como si tuviéramos la necesidad de responder a todo estímulo mal vibroso: si el conductor de al lado se nos mete a la mala, pues yo más adelante me le cierro; si el compañero hace un buen trabajo, raras veces tratamos de superar su trabajo, mejor empezamos por descalificarlo; si el vecino se compro algo lindo, yo me compro algo más lindo al costo que sea, así sea endrogarme. Ejemplos cómo estos, desgraciadamente muchos.
Todos tenemos nuestras buenas dosis de guerra en la vida, pero afortunadamente también tenemos momentos de paz, y verdaderamente es increíble que a veces no necesitamos hacer gran cosa para conseguir esos momentos. En mi caso le declaro la guerra a mi guerra personal cuando escucho buena música, cuando leo un poema, cuando sincronizo mi respiración con la de mi mascota, cuando doy un beso y cierro los ojos a la vez que pierdo la noción del tiempo, cuando estoy con mi amiga Jazmín y nos vamos al lago a contemplar el reflejo del sol en el agua, cuando estoy con mi mejor amigo Oscar y llega un momento en que el silencio se hace presente sin causar incomodidad, cuando platico por horas con mi amiga Diana y al final de tanta retroalimentación, uno que otro jalón de orejas y de conciencia, me voy a casa con una sensación de tranquilidad, cuando tengo la oportunidad de meditar ¡ni que decir! paz deja de ser una palabra y se convierte en un estado de ser y de estar.
Para estar en paz hay que alejarse de cosas, circunstancias y personas con una característica en común: ¡la violencia! Yo no concibo la idea de tener paz y dormir con las noticias a un lado, eso es un contaminante que no todos podemos manejar. Para mí hay una gran diferencia entre estar enterado y estar contaminado, escuchar sobre matanzas, accidentes, cadáveres por aquí y por allá no suma en nada para estar en paz. Lo mismo ocurre con las personas que ejercen violencia con sus quejas diarias, incluso objetos a los que nos aferramos y nos quitan la paz cuando no nos desprendemos de ellos, con el autoengaño de que nos son muy necesarios o muy queridos.
La paz en todas sus modalidades se construye momento a momento, por eso es frágil, porque en cualquier momento se pierde, pero también en cualquier momento se recupera, siempre y cuando así se desee. Por eso digo que nosotros como humanos vamos contra la corriente, no fluimos como lo hace el resto de la naturaleza, no se arma una guerra porque el leopardo se come a un venado, así está predeterminado
MI PAZ ES TU PAZ
ANA HERNÁNDEZ MÉXICO
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