MAURICIO FERNÁNDEZ MÉXICO
NUESTRAS EMOCIONES NOS DELATAN
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Todos los seres humanos reaccionamos de manera diferente ante las circunstancias del diario vivir, sobre todo en estos tiempos difíciles que el mundo no sabe para donde va.
La temporada de fiestas de fin de año, nos crea un sin número de emociones que en realidad nos provoca un enfrentamiento constante entre lo que siento y lo que tengo que mostrar a la familia, los compañeros de trabajo, de estudio o disciplina física o espiritual.
En algunos casos seguimos siendo nosotros mismos porque el medio nos proporciona la manera de ser como somos, pero en otros nos dan ganas de no ver a nadie, de encerrarnos y no querer hablar con nadie, ni saber nada de los demás.
La gran mayoría de las personas tienen que estar en reuniones en las que no son bien recibidos o aparentan que están bien, mostrando actitudes que al final de la reunión nos incomodan.
He llegado a reuniones donde la charla es insulsa, sin sentido, sin amor y aunque todos ponemos la mejor cara no es la que dice lo que sentimos de verdad; siempre hay alguien que tiene otro compromiso, otra convivencia, otro interés, pero para no quedar mal ni está aquí ni está allá.
Estos tiempos tan difíciles nos hacen tener comportamientos que llevan nuestra vida a mejor no estar ahí, a aislarnos, a vivir en una constante actitud de enojo o molestia, la consecuencia redunda en comer de más, con la consabida culpa por sobrepasarnos con el helado, las galletas o los chuches, sin saber qué hacer.
Lo más importante es conocerse a sí mismo, ya que de esta manera lo que los demás piensen o sientan al respecto de nosotros no tenga la menor importancia, o cuando menos no nos hagan sentir incómodos o comprometidos a hacer algo que no queremos.