2 Generaciones Número 7 | Page 14

Dejemos esa apatía y auto observémonos por un momento. Debemos actuar y empezar por uno mismo y no esperar a que nuestra familia o nuestra pareja cambie su manera de ser para hacerlo nosotros, si yo lo hago, mi entorno cambiará en consecuencia, pero si condiciono, amenazo o insulto el caos seguirá permaneciendo a mi lado. Es espantoso vivir con la incertidumbre de qué va a pasar con nuestro mundo, pero lo es más no pensar en nuestro mundo interior que es el que podemos aprender a conocer y sobre todo a amar sin seguir lastimándolo.

Vivamos cada momento, cada día como si fuera el último, disfrutémoslo junto a nuestros seres queridos recordando que la vida la tenemos prestada y que en cualquier momento la podemos perder.

He encontrado una carta que se le adjudicó al escritor Gabriel García Márquez y que según declaraciones de él, no es de su inspiración, sin embargo les invito a leerla con el único propósito de que reflexionemos un poquito. Ojalá y podamos aplicarla a nuestras vidas.

Si…

Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo. Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.

Dormiría poco, soñaría mas, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen. Escucharía cuando los demás hablan, y ¡cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate!

Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma.

Dios mío, si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que les ofrecería a la luna. Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos...

He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por vez primera, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.

He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.

Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo".

Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas. Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma. Si supiera que ésta fuera la última vez que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte más.

Si supiera que ésta fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente.

Si supiera que éstos son los últimos minutos que te veo diría "te quiero" y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.

SOFIA E. GARCÍA MÉXICO

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