Dos Generaciones
Para mí, resulta problemático hablar tanto de generaciones como de culturas “distintas”. Primero porque ni todas las personas que forman parte de una generación piensan, creen, sueñan o viven de igual manera, aunque podamos encontrar en todos ellos rasgos definitorios que, incluso algunos, se negarían a reconocer a pesar de formar parte de su ser inconsciente. Segundo porque la cultura es un concepto tan amplio, tan lleno de sutiles diferencias, que no necesitamos más que unos kilómetros de distancia en el mismo país, en la misma ciudad o en el pueblo de al lado para que se hagan evidentes.
Pero en mi opinión, más que humilde, de simple observadora, sin más títulos que los que te va dando la vida, sí hay algunas cuestiones que se vienen repitiendo a lo largo de la historia de la humanidad.
Cuando una hija le dice a su madre: “mamá es que no me entiendes!, ésta es otra época”. No sabe que esa frase se la ha dicho su madre a su abuela, y aquélla a su bisabuela y, con el tiempo, a ella se la dirá su hija. Cuando un grupo de adultos se sienten impotentes para comprender a sus descendientes, no recuerdan que tampoco a ellos les comprendían sus padres. Cuando una generación ha pasado hambre o ha tenido que dejarse la piel para sobrevivir, aparece otra que se cree con derecho a todo e incluso les afean no haber sido capaces de conseguir el bienestar al que tenían derecho sin pasarse la vida trabajando como burros de carga.
Y es que la historia es un círculo infinito de repeticiones, aunque sea con generaciones distintas, que hasta ahora ninguna ha sido capaz de romper de forma duradera y estable, para alcanzar un nuevo camino, una nueva estrategia, o para conseguir que la vida humana deje de ser una larga confrontación para convertirla en unas hermosas vacaciones, donde disfrutar de la belleza, el amor, la paz, sintiéndonos parte de la tierra, el mar, el aire y el resto de individuos que pueblan nuestro mundo. Espero que este 2012, lleno de predicciones, sea el principio del cambio.
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