A LA HIJA QUE PREGUNTA
-Madre, ¿dónde está padre?
-En el frente, hija.
-Y, ¿eso, donde está?
-Lejos, hija, muy lejos, más allá de la sierra.
-Y, ¿cuándo volverá?
-Cuando ganemos la guerra.
O cuando me lo devuelvan
sin vida en una caja de pino.
Pero eso tú no debes oírlo,
mi niña preciosa,
mi reina,
pero eso a ti no te lo cuento.
De la pena y el miedo
me encargo yo.
Del llanto, la soledad y la cama vacía
me ocupo yo.
Que me hace falta tu risa
para ahuyentar la ira,
que te necesito alegre y dispuesta
creciendo a mi lado
para no ver la muerte que nos asedia.
¡Canta, hija, canta!
Disípame las tinieblas.
¡Ríe, hija, ríe!
Que te oiga tu padre
allá en la trinchera,
que tu risa ahogue el zumbido
infernal de la contienda.
MERÇE SÀNCHIZ
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