JAVIER HOYUELA
También está la pintura, de la cual podemos decir lo mismo, en la década de los años sesenta estaba de moda la pintura “sicodélica”, que en su mayoría era a base de manchones de colores que no eran combinables, rompiendo así con los cánones establecidos. Para mí era divertido ir a las galerías y escuchar los comentarios de los asistentes acerca de si tal ó cual cuadro “tenía mayor fuerza”, “transmitía más emoción”, y un sinfín de comentarios más, que eran expresados para no parecer ignorantes, ó lo que era peor (según yo), aparentar sapiencia, cuando la mayoría de los cuadros eran producto del consumo de alguna droga ó euforia etílica.
Era muy arriesgado decir, estando en compañía de un grupo de “intelectuales”, que alguna obra no era de nuestro agrado ó que nos parecía fea, so pena de ser mal visto y hasta que le solicitaran, al atrevido, que se retirara.
En fin que de esta y muchas otras formas a los humanos nos gusta complicarnos la vida en aras de ser especiales, únicos, “de clase”, para distinguirnos de la masa, etc. Sin darnos cuenta que lo más importante es lo que sentimos y la forma en que nos comunicamos con nuestros semejantes, y sobre todo la forma como nos comunicamos con nosotros mismos. Lo que nos guste ó nos disguste no nos hará diferentes, lo que pensamos y sentimos, sí hace la diferencia, para bien ó para mal, ya que será nuestra presentación y forma de relacionarnos con nuestro entorno.
La forma más simple de ser siempre auténtico y, creo, más feliz es vivir de manera sencilla, sin rebuscamientos, en armonía con sigo mismo.
Gracias por leernos
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