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Venus y el Sol

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Sin duda este evento astronómico es uno de los más comentados por estos días.

El Sol, el dios Helios, el centro de nuestra galaxia, el planeta que da vida a todos los demás, nuestro Padre Sol, y por otro lado Venus, el segundo de los planetas en el orden de los mismos, asociado con el Amor, conocido como la diosa Afrodita.

El Sol es el corazón de este cuerpo mágico que es el macrocosmos, del cual devienen la luz y la vida. Venus la diosa del Amor, representada en su concha, naciendo de los corazones de los hombres.

¿Cómo podemos traducir a nivel energético este fenómeno astronómico? Indudablemente la humanidad se encuentra en un momento crucial de cambios internos y externos, en los cuales nuestro planeta está sufriendo una revolución en sus ejes, agitándose y acelerando su vibración y cambiando su fisonomía. El Sol, por su parte, con sus explosiones y tormentas solares, contribuye a que todos estos cambios internos y externos empujen al hombre a tomar una postura más definida y comprometida en todos los aspectos de la vida, causando problemas físicos y psicológicos a todos aquellos que no están dispuestos o preparados para asimilar todas estas energías de cambio.

Sin embargo, Venus el planeta del Amor infinito, moviéndose, paseándose como un pequeño lunar ante la cara del Sol, nos muestra que aunque su tamaño es mucho menor al del Sol, tiene un poder tremendo y también ocupa un lugar importante dentro de esta Galaxia.

Venus, el único planeta que gira a la inversa de los otros planetas, nos enseña que el amor, el verdadero amor, es opuesto a todo lo que conocemos. Que el amor verdadero siempre está en contrapartida y fuera de la mente, que va más allá del cuerpo, que es un sentimiento que nace del corazón y que para poder encontrarlo, hay que ir hacia atrás, al origen, al principio de todo.

Ambos planetas generan una energía amorosa, por su parte el Sol nos enseña que el amor verdadero nace del corazón de la galaxia y que desinteresadamente da luz a todos los seres por igual, ya que lo mismo alumbra a los ricos que a los pobres, da luz a los hogares y los prostíbulos, ¿qué amor más desinteresado podemos conocer que el de nuestro Padre Sol?, no por nada era adorado en todas las culturas de que se tiene registro, lo mismo los Egipcios que los Teotihuacanos y muchos otros pueblos que fueron sus adoradores.

En estos tiempos turbulentos en los cuales nos ha tocado vivir, Venus viene en nuestra ayuda, tratando de impregnar de su amor al Sol, para ayudarnos y darnos un poco más de tiempo para poder asimilar los cambios que nos aguardan, generando una pausa en la alocada carrera de las energías descontroladas del Sol.

Fotografía: REUTERS