pintaba servilletas, paisajes, en fin; Un día fui de metiche y noté que estaba
trabajando un óleo precisamente, invertí 200 pesos en material y comencé a
tomar las clases, al inicio eran replicas de paisajes que debíamos copiar al
lienzo, lo cual no me gustaba” menciona el artista.
El joven de apenas 16 años de edad, necesitaba un medio para crear su
propio arte a pesar de que nada había sido planeado y antes de conocer a
Mari no tenía ni la menor idea de lo que era dedicarse a la pintura, “a mi no
me gustaba dibujar, era pésimo me desespero fácilmente, pero cuando llega
la pintura me doy cuenta de que puedo ir matizando sobre el lienzo, pocas
veces dibujo o hago bosquejo ya que voy cambiando la idea, decidiendo el
tono y el color. Así ha sido todo este tiempo, al tener los pinceles en mano,
me doy cuenta que es mas fácil trabajar con la pintura, me brinco la barrera
del dibujo, pinto y me apasiono”, dice:
“En la pintura radica mi
felicidad”
Con orgullo, Pérez Cabrera asegura que hasta el momento las circunstancias
lo han puesto en el camino correcto, pero algo tiene claro, para sobresalir en el
mundo del arte hay que ser humilde y poco a poco abrirse puertas, sobre todo
en un estado como Hidalgo. El pintor sentencia que en la capital hidalguense los
espacios para exposiciones son mínimos, entre ellos está la Fundación Arturo
Herrera Cabañas en donde se otorga una apertura total, sin embargo en lugares
más institucionales, como por ejemplo el Cuartel del Arte, las posibilidades de
acceder son casi nulas.
El futuro no es algo que le preocupe al artista originario de Tulancingo de
Bravo, él prefiere no preguntarse que sigue en su vida, no hacer planes, “en la
cuestión artística no hay nada seguro”, al mismo tiempo, afirma que no considera
prioridad el exponer en la galería mas famosa del mundo, simplemente le interesa
mostrar su trabajo y que la gente se refleje a través de él, a pesar de que sus
composiciones sean abstractas.
“Yo soy feliz al pintar ahí radica mi felicidad, cuando disfrutas algo en la vida
todo lo demás desaparece, puedes estar tres, cuatro horas dedicado y cuando te
das cuenta ya está, el sentimiento fluye y la mayoría de mis pinturas las he hecho
en una sola noche. Entre más gente conozca mi obra y empiece a ver a través de
mis ojos, con eso basta; No importa si es un pequeño museo o una gran galería”
concluye.
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