A la espera
Alba
Era una Nochebuena más, como todas las Nochesbuenas de todos los años.
Había estado todo el día dando los últimos toques a los preparativos de las
fiestas. La familia al completo se reunía para cenar en casa de los padres. Todos
venían para estas fechas y nadie, nadie se permitía, o mejor dicho, a nadie se le
permitía ni siquiera la idea de ausentarse por motivos que no fueran realmente
imperativos, como podría ser una enfermedad. Incluso en este caso, la
enfermedad debía de ser verdaderamente incapacitante, de lo contrario la
persona afectada siempre podía y debía acudir aunque no fuera en perfectas
condiciones físicas.
María, excitada y nerviosa por los preparativos, repasaba mentalmente los
regalos que había comprado y preparado cuidadosamente.
“A ver, a ver... Pedro, Azucena, la pequeña Rocio..” decía mientras cerraba los
ojos imaginando los regalos y las caritas que pondrían todos cuando los
recibieran.
Los niños esperaban con anhelo la llegada de la tía María. “Ay, ay, la tía María”
Siempre tan nerviosa, tan charlatana y tan cariñosa, tanto que los niños
deseaban y temían por igual sus abrazos y sus besos. Más que abrazarlos los
apretujaba y besuqueaba sin cesar, y los niños, los mayorcitos, intentaban
zafarse de ellos poniendo un poco los codos por delante a modo de parapeto,
pero ni por esas se zafaban de los apretujones de la tía Maria.
***
La mujer, tendida en el banco, se encogía como podía intentando que el calor, el
poco que le quedaba en su cuerpo magullado, se escapara por los rotos de los
harapos que la envolvían. ¡Qué frío hace!, se decía mientras se abrazaba y
acurrucaba en un rinconcito.
Miraba a la gente pasar presurosa, todos con varias bolsas en la mano,
seguramente regalos o comidas para la noche.
“Como me gustaría ser como ellos, tener una familia, una casa, unos hijos, un
esposo que me amara...”
Cerró los ojos e imaginó que era ella quien caminaba por la calle, temiendo llegar
tarde a casa y no tener tiempo suficiente para preparar el pavo de Navidad. Papá,
mamá, sus hermanos, todos, todos vendrían esta noche. ¿Y los niños? ¡Claro, los
niños también!
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