Y para colmo de desdichas, cuando estuvo curada…, me quería, me quería con
delirio la muy…
Pero se puso delgada como un gato hambriento. Y me paso el día huyendo de la
maldita, que parece un esqueleto, y me aguarda en las calles, se esconde para
verme pasar, me detiene de noche cuando salgo, para besarme la mano, me
aburre y me vuelve loco.
Ya sabéis por qué no celebraré nunca la Nochebuena.»
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