como las misiones culturales, las concesiones a grupos conservadores o a movimientos magisteriales radicales. No es
fortuito que para 1947 el subdirector del Departamento de Bellas Artes, Julio Prieto, decidiera cancelar las actividades
de los titiriteros acusándolos de actuar de manera anárquica y antagónica por no sumarse a las ideas de los nuevos
gobiernos en turno.109
Es importante destacar que mientras el teatro guiñol sostenido por el Departamento de Bellas Artes fue apagando sus
luces, aparecían otros proyectos como el de Gilberto Ramírez Alvarado con Don Ferruco, sostenido por el Departamento
de Acción Social del Departamento del Distrito Federal o, pocos años después, en 1954, el del “teatro Petul” en Chiapas,
como una iniciativa del Instituto Nacional Indigenista para difundir preceptos higiénicos, escolares y castellanizantes
entre la población campesina del país.110
107 Ibidem, p. 25-26.
108 Vaughan, 2001, p. 67.
109 Giménez Cacho, 2008, p. 13.
110 Lewis, 2008.
Bibliografía
Claudia Agostoni: “Historia de un escándalo. Campañas y resistencia contra la difteria y la escarlatina en la ciudad de México”, en
Claudia Agostoni (coord.): Curar, sanar y educar. Enfermedad y sociedad en México, siglos XIX y XX, México, Universidad Nacional
Autónoma de México, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2008, pp. 287-311.
Graciela Amador: Tres comedias para teatro infantil, México, Secretaría de Educación Pública, 1936.
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