Severino y José María Cal llegaron hasta el puerto de Rosario provenientes de Cataluña, y la nave que los trajo a través del océano quedó para la historia. Es que los hermanos abrieron en 1930 un bodegón en la ribera portuaria, al que denominaron Sunderland.
Un cartel de muy vieja data permite ver que prometían minutas a todas horas y cambio de dinero, atendiendo a los marineros de paso que supieron darle vida al bar. Según cuenta la historia, hasta Carlos Gardel llegó una noche allí para cenar. En plan de crecimiento, comisionaron cigarrillos y bebidas importadas de contrabando, y hasta ofreciendo servicios de prostitución.
Cuando las políticas gubernamentales afectaron las actividades portuarias, el caudal de clientes mermó. El Sunderland pasó a ser un modesto bar y comedor de arrabal. Pero en los ‘60 fue redescubierto, ahora por rosarinos que supieron apreciar sus características retro. A partir de esa mezcla del rosarino y el comensal de paso, adquirió una vibra bohemia que combinaba el arte local y extranjero.
En 1988 pasó al mando el tercer dueño, Claudio Tedeschi. El comienzo no fue promisorio: un año después del cambio un incendio arrasó con toda la instalación. Pero a partir de viejas fotografías y con mucho esfuerzo fue posible reconstruir el espacio. Ese fue el Sunderland que conocieron personajes de la cultura y el mundo del espectáculo que lo transitaron tras ser remozado. Pero como la economía argentina presentó nuevos escollos, el Sunderland terminó siendo doblegado por la crisis de 2001 y volvió a cerrar.
En 2012 el emblemático bodegón volvió a prender sus hornos. Tedeschi reanudó la actividad y buscó mantener la mayoría de detalles originales en pie. Ahí sigue estando el viejo mostrador de estaño, la madera oscura, las antiguas publicidades de chapa y el piano.
La historia parece ser cíclica hasta para el restaurante, que en marzo de 2024 volvió a incendiarse. Esta vez los daños fueron menores y no tardó en reanudar actividad. Hoy la atracción principal de Sunderland es su historia y una cocina de calidad que supieron construir y sostener a través del tiempo.
Un bar del arrabal que sobrevivió a todo y
se volvió top
Dos inmigrantes le pusieron el nombre
del barco que los trajo a Rosario.
Tiene varias historias para contar.
ENTREVISTA CON GASTÓN MINARDI
SUNDERLAND (1930)
Las mesas desbordadas de viajeros en los primeros años del bar.
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