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Una arteria

PRINCIPAL

Suele ser habitual comparar la ciudad con un ser vivo, otorgando a diferentes zonas la función de los órganos y sistemas vitales. En el caso de Vitoria-Gasteiz, nos gusta ubicar el corazón en el Casco Medieval, mientras que toda la red de parques urbanos cumpliría el papel de los pulmones. Dos metáforas bastante evidentes.

 

Siguiendo el paralelismo, podríamos situar el cerebro en el campus universitario por su papel crucial en la generación de conocimiento; en el resto de centros educativos por su contribución al cultivo y ejercicio de nuestra materia gris; en los polígonos industriales, donde se toman muchas decisiones que mueven el resto… ¿Y el sistema circulatorio? El Ensanche vitoriano ha ejercido ese papel durante décadas. Todas y todos los gasteiztarras hemos circulado infinidad de veces por la zona, responsable de buena parte del dinamismo social de nuestra ciudad por historia y por acumulación de núcleos estratégicos. En definitiva, estamos ante un espacio decisivo en nuestra vida social, económica, política y cultural.

 

Hablar del Ensanche es hablar de la calle San Prudencio, arteria principal que ya desde el primer trazo urbanístico a comienzos del siglo XX mostraba claramente cuál iba a ser su principal vocación: convertirse en espacio para la cultura, las artes escénicas, los espectáculos, el comercio, la educación, el deporte, el ocio y el entretenimiento. La larga relación de empresas y equipamientos que ha venido albergando esta vía en los últimos cien años da buena fe de ello: desde un frontón hasta una piscina, desde los teatros hasta los cines, desde las tiendas más tradicionales hasta la hostelería más animada, todo ello ha hecho de esta calle un lugar fundamental para disfrutar y compartir experiencias.

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Gorka Urtaran

Alcalde de Vitoria-Gasteiz

Tribuna