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Además, la fortuna y el dinero son el móvil que vincula las relaciones entre los personajes: "Todo lo puede el dinero: las peñas quebranta, los ríos pasa en seco. No hay lugar tan alto, que un asno cargado de oro no lo suba. Su desatino e ardor basta para perder así e ganar a nosotros".

Parece por tanto que asistimos a un intercambio de actitudes entre burgueses y criados, donde los primeros quieren disfrutar de los placeres y el amor sin límites y los segundos pretenden acumular riquezas y disfrutar intensamente de la vida, aunque en la obra estos comportamientos pecaminosos son castigados.

La obra nos traslada un mensaje moralizante, ya que la muerte representa el castigo, la humillación y la fugacidad del placer.

El suicidio por su parte se ve como una maldición y un pecado mortal que implicaría no llegar al más allá. Fernando de Rojas refleja en su obra la crisis estamental por el ascenso de la burguesía y presenta una realidad urbana regida por el dinero y el interés, como determinantes de la posición social. Los lazos de fidelidad entre señores y criados son sustituidos por las relaciones económicas,

como en el caso de Sempronio y Pármeno con Calisto. Asimismo el autor ofrece una crítica social negativa: destaca la hipocresía y egoísmo de las clases altas, y la avaricia, materialismo, interés y envidia de las clases bajas.

Por todo lo expresado anteriormente, les invito a adentrarse en esta obra que nos ha dejado el siglo XV, llena de matices y de temás que incitan a la reflexión personal, para que puedan extraer sus propias conclusiones.

La representación teatral de La Celestina fue un auténtico éxito. Desde su aparición no se han dejado de hacer representaciones por todos los teatros de España.

De hecho se siguen haciendo en pleno siglo XVI.

La Celestina llevada al teatro