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DE MANERA DISCRETA Y PRUDENTE, COMO CORRESPONDE A QUIENES HAN LLEVADO EN LA INTIMIDAD EL DOLOR DURANTE DÉCADAS, LAS FAMILIAS HAN DEDICADO UNA PLACA PARA HONRAR LA MEMORIA DE SUS SERES QUERIDOS.

Si bien el testimonio de Jakakortexarena no es preciso en cuanto a las fechas, pues mezcla algunas cosas, deja meridianamente clara la responsabilidad del batallón Perezagua y de su comandante Texeira, un hombre a quien conocía bien, pues dio orden de fusilarle cuando los milicianos vascos llegaron a Nafarrate al comienzo de la batalla de Villarreal. Tampoco acierta el sacerdote con el final de los responsables de la matanza, ya que a Texeira —al menos que nosotros sepamos- se le pierde la pista en Santoña, donde los gudaris del batallón Araba intentaron ajusticiarle por los hechos de Nafarrate, por lo que fue detenido por los nacionalistas vascos para garantizar su seguridad, siendo puesto en libertad poco después con la promesa de abandonar la villa cántabra. En cuanto a El Buey, regresó a Elosu y se escondió en casa de su cuñado, a quien amenazó para que no lo denunciase, pero fue detenido por la Guardia Civil del cuartel de Villareal y trasladado a la cárcel de Vitoria, de donde salió el 28 de julio de 1938 con destino a la prisión de Donostia-San Sebastián, siendo ajusticiado a garrote vil el 30 de octubre de 1939 a la edad de 49 años. En los últimos tiempos, de manera discreta y prudente como corresponde a quienes han llevado en la intimidad el dolor durante décadas, las familias de Elosu han dedicado una placa para honrar la memoria de sus seres queridos en el cementerio del pueblo. En la Asociación Sancho de Beurko nos queda la satisfacción de haber contribuido a aportar los materiales para que esta historia no pase al olvido.

NOTAS

(1) Josu Aguirregabiria y Guillermo Tabernilla. (2006). El frente de Álava. Primera parte: del 18 de julio a la batalla de Villarreal. Bilbao: Ediciones Beta.

(2) Francisco Sevillano Calero. (2003). “La construcción de la memoria y el olvido en la España democrática”. Ayer, 52, pp. 297-320. Citado en Xabier Roigé. “De monumentos de piedra a patrimonio inmaterial. Estrategias políticas, museológicas y museográficas de presentación de la memoria”, en Iñaki Urtizberea (ed. 2016). Lugares de memoria traumática. Representaciones museográficas de conflictos políticos y armados. Bilbao: UPV-EHU. P. 43.

(3) Josu Aguirregabiria y Guillermo Tabernilla. Op. Cit. Pp. 84-87.

(4) Caja 15, Expte 2 (Archivo Histórico de Euskadi).

(5) En el libro “El frente de Álava” del 2006 hay algunos errores de transcripción que tienen su origen en la documentación de la Causa General consultada por los autores en el AHN, que se han corregido en este artículo. Los 17 asesinados, entre los que había muchachos y mujeres, eran Timoteo González de Mendívil (53), Valentina Urquiola (47), Félix González de Mendívil Urquiola (21), Leocadio Urquiola González de Mendívil (37), Celedonio Urquiola González de Mendívil (34), Victoriano Urquiola González de Mendívil (47), Antonio García de Cortázar (53), Juana Armentia Chopitea (57), Antonio García de Cortázar (17), Félix Basabe (69), Andrés Basabe (35), Teresa Viteri (60), Dolores Domínguez Puértolas (70), Román Sáez de Buruaga (64) , Lucía Ruiz de Erenchun (64), Eugenio de Mendizábal (54) y Juan Ruiz de Erenchun Garmendia (40). Según un testigo, en la exhumación de los cuerpos apareció un cadáver que haría el número 18, pero no se ha podido averiguar la identidad de este. Afirma que se trata de un miliciano que se negó a participar en el crimen. La primera vez que se situó con precisión el lugar donde sucedieron los hechos fue en un artículo sobre los nidos de Ollerías de la Asociación Sancho de Beurko (https://www.cinturondehierro.net/es-es/Comunidad-Fortinera/Blog/ID/184/Los-nidos-de-Ollerias-historia-tipologia-y-grafitis-1-parte-por-Josu-M-Aguirregabiria-y-Jose-Angel-Brena).

(6) Jon Gotzon Laburu. (2005). La odisea del batallón Araba. Una lucha por la democracia y la libertad. Edición del autor. Pp. 185-186.