Digital publication | Page 23

FIGHTING BASQUES

La lucha de la mujer por la participación en la sociedad estadounidense en términos de igualdad —desde el derecho al voto, conseguido en 1920, e igualando a las mujeres con los hombres en derechos y responsabilidades derivados de su plena ciudadanía, a los derechos sociolaborales (acceso al mercado laboral o igualdad salarial)- tuvo un cierto empuje (ciertamente efímero) durante la Segunda Guerra Mundial (SGM). Es aquí, y más allá de trabajos de oficina, hostelería o limpieza, cuando un gran número de mujeres accede por primera vez al mercado de trabajo o, también por primera vez, a trabajos reservados hasta entonces exclusivamente a hombres, quienes se encontraban movilizados por los esfuerzos de la guerra. La economía de guerra necesitaba desesperadamente la mano de obra de las mujeres y estas participaron orgullosamente como el personaje ficticio de 'Rosie the Riveter' (Rosie la remachadora) en todo tipo de trabajos —ya fuese como conductoras de ambulancias, autobuses, trenes o tranvías, mecánicas o ingenieras y/o en factorías destinadas a la maquinaria de guerra, construyendo barcos, aeroplanos o fabricando armas o municiones, entre otros materiales-, aunque en condiciones laborales deficitarias (alta peligrosidad, dureza del trabajo e insalubridad) y de desigualdad con respecto a sus compañeros hombres, por ejemplo, con salarios mucho más bajos, y en un contexto en el que algunos hombres respondieron con hostigamiento y resistencia hacia sus nuevas compañeras.

La comunidad vasco-americana, al igual que el resto de la sociedad estadounidense, tomó parte activa en el esfuerzo de guerra. Como hemos visto las mujeres fueron una pieza clave en la economía de guerra, tanto en su dimensión civil como militar. Entre las primeras contamos con la californiana Benita Serrano Cartago, nacida en 1923 en el rancho ovino de la localidad de Huron, propiedad de sus padres, quienes habían emigrado desde Navarra.

María B. Rementeria se graduó en Educación en Enfermería en la Universidad para Mujeres de San Francisco. Al final de su carrera en el Servicio de Salud Pública llegaría a ostentar el grado de coronel del Ejército (Anuario de 1950).

MUJERES EN GUERRA CON LOS ESTADOS UNIDOS

coronel

llona

23