III
Bucares Manglares
Adentro
los bucares
encendieron su piel
a la barca de sus raíces
y al brasero de sus flores.
Enrojecidos giran
elevando sus frondas
contra la liviandad
de sus troncos.
Abstraídos en sus alturas,
abren sus despensas
al pedimento de los pájaros
y a la errancia de las nubes.
Hijos de los juncos de la tierra
y de las venas de agua,
navegan en sus orbitas
de sílice y bulbos subterráneos,
con sus cámaras secretas,
con sus resinas silenciosas,
bajo la mirada atenta de los astros.
En el rumor de su follaje
una brisa de montaña
dialoga con el mar. El oleaje te deja náufrago en la arena.
La marea germina tus raíces acuáticas
con desechos del mar,
atrios de antiguos templos,
conchas de nácar y cangrejas,
burbujas de cervezas y anguilas de fuego
reverdecen en tus juncos de luz.
Crece en tus aposentos
el cardumen sonador
y las aves que adormecen su vigilia
en gabarras de herrumbre,
las armaduras nobles de la casa
y la oración en una lengua de fuego
para nombrarte.
Una fusión de arcos
recorre las riberas
cediendo espacios
a los espejos solares
donde las diosas del agua
seducen los asaltos del mar.
Raíz navegante,
hacedora de la casa sideral
lleva milenios tu oficio
IV