por cigarras,
un cambio de follaje
por seducciones de los astros,
resinas por gotas de rocío,
arácnidos por mariposas
y mariposas por pájaros,
no guarda usura
el árbol de sombra,
no se santigua ante el cash.
Los oasis ceden ante los espacios
IV
Sólo creas bosques,
islas en la corriente donde anida la vida,
atareada en el oficio de cocer
costuras ante la muerte.
Los oasis ceden ante los espacios sedientos
y en las llanuras se aposenta Dios
a meditar en la arboleda.
No hay paisaje con árbol y caballo
que no retenga la retina
y a lomo de mula cabalga la memoria
entre los árboles.
Ansiosos de paisajes fluyen los sueños
y solo perduran el olor de los musgos
y el abismo de las laderas.
El fuego de la noche
arde en las resinas de sus hornos de tierra
y briznas de pajas arden en la hoguera de los
días.
El bálsamo atiza el respiro profundo de la vida
donde queda abierto el inventario
y el maderamen conduce a la mortaja
que no logra sepultar.
En las plantaciones se agranda la vida