ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 7 | Page 25

25 rán los primeros interesados en que sus clientes tomen ese plato concreto con ese vino. Además los jereces ofrecen como pocos la oportunidad de tomarlos por copas, algo que se adapta a la perfección con la tendencia de ofrecer un menú degustación. Eres conocido por tu constante empeño en romper tabúes en relación con el Jerez, proponiéndolo como acompañante de cocinas locales que, a priori, están alejadas de él. Yo he podido, probar, por ejemplo, un cocido gallego en Lalín (Pontevedra) con algunas de tus propuestas ¿Crees que en esa nueva relación tienes un buen material para trabajar con los cocineros de diferentes zonas? Antes te ponía el ejemplo de la fabada. Yo pienso que la cocina tradicional tiene en los jereces un gran aliado. Como bien recuerdas, la experiencia de tomar un cocido gallego completo con varios tipos de jereces según el momento del servicio es una verdadera pasada. Un arroz a banda en el Levante creo que roza la perfección con una copa de manzanilla o un calçot con romesco acompañado con un amontillado es perfecto. Pero ojo, no soy un “sherry-talibán”. Tampoco se trata de que ahora sólo tengamos que beber jerez. Creo que su facilidad para servirlo por copas tiene que servir para que pueda ir entrando en la mesa, antes o después de otros vinos. Incluso te diré que su afinidad con espumosos es muy interesante, así que un menú donde se alternen jereces con champagnes o cavas es también muy atractivo. ¿Y en cuánto a otras cocinas del mundo? Pues te diré que no hay cocina en el mundo que no encuentre buena compañía en un jerez. Ya es conocida su excelente combinación con la cocina japonesa, china, mexicana o peruana. Allí donde aparezca un picante como el chile o el wasabi, un ahumado como en un mole poblano, un agridulce chino, un ácido como el de la lima en los ceviches o un plato muy especiado como un curry indio, no hay que tener dudas y elegir un jerez o una manzanilla. En general, en aquellas cocinas donde es normal acompañar con cerveza por la imposibilidad de que vaya bien con un tinto o un blanco, un Jerez es lo mejor; como ocurre con la cocina japonesa o mexicana. Creo que el actual auge de esa cocina internacional en nuestro país es una gran oportuni- dad para disfrutar de los jereces. Al mismo tiempo trabajas explorando otras vías de relación entre los vinos y la cocina. En algunas ocasiones te he visto proponer, por ejemplo, dos vinos diferentes para un mismo plato ¿Por qué te decides a hacer algo tan poco convencional y de dónde nace la idea? Esa variedad de vinos que ofrece Jerez a partir de una sola uva, la Palomino, pone a nuestra disposición una amplia oferta de sensaciones. En muchos casos, si comienzas a tomar un plato con un fino, el vino te despierta matices concretos de la receta. Si con los últimos bocados tomas un sorbo de amontillado, se descubren en el plato sensaciones que hasta ese momento habían pasado desapercibidas. En ocasiones parece que estamos ante dos platos diferentes y lo único que hemos hecho es cambiar de vino. Creo que esta capacidad de diálogo entre receta y vino es única con los jereces. Al margen del trabajo con cocineros, fundamental dado el peso mediático que han ido ganando en los últimos años, me parece también interesante la posibilidad de trabajar con pequeños productores artesanos estudiando y dando a conocer la capacidad de los vinos de Jerez a la hora de funcionar junto con sus productos. Pienso en quesos artesanos, en conservas de calidad, salazones, encurtidos o incluso algas. Todo un mundo que abre también posibilidades para el disfrute gastronómico a nivel doméstico. La crianza de vinos de jerez tiene mucho de artesanal, con independencia del tamaño de la bodega. Los cuidados y mimos que el vino recibe durante su crianza hace que el hombre no esté lejos del corazón de estos vinos. Así que su origen y su estilo encajan muy bien con la gran variedad de alimentos artesanos que encontramos hoy, muchos de ellos con tanta historia como la de nuestros vinos. Son ya muchas las catas que he ofrecido con salazones, quesos y conservas y el resultado es interesante. Además, como apuntas, es una manera fácil para disfrutar de la experiencia en casa. Como sabes, Zouk es una publicación que nace en Cataluña y yo te estoy escribiendo desde Galicia así que, de alguna manera, representamos a algunos de esos territorios