ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 4 | Page 12

en producción. Porque entre 2010 y 2013 las cifras bailan de una estadística a otra pero la cosa se mueve entre las 3-4 hectáreas productivas. Los números hablan por si solos. Es interesante quedarse con el dato anterior, porque en el periodo 2007-2014 un mínimo de cinco marcas ponen aceite de oliva virgen extra gallego en el mercado. Cinco marcas, 4 hectáreas. Asumamos, porque es- ENTRE 2010 Y 2013 EN GALICIA HABÍA ENTRE 3 Y 4 HECTÁREAS DE OLIVO Y CINCO MARCAS QUE DECÍAN HACER AOVE to es España y a veces hay que asumir estas cosas, que la estadística es errónea y hay más hectáreas si contamos los olivos dispersos, las pequeñas plantaciones, el árbol centenario que se conserva en el atrio de una iglesia aquí y allá. Dejemos a un lado la duda sobre si el hecho de que un olivo sea centenario es bueno o no a nivel de producción, si rinde más o menos. Pongamos que no hablamos de 4 hectáreas sino de 8, o de 12, o de 40. Eso es mucho olivo disperso y mucho atrio de iglesia, pero que no se nos tache de escatimar los datos. Recordemos los dos millones y medios largos de hectáreas estatales, para mantener la foto centrada. Aun así, abriendo la manga con las superficies, una hectárea de olivar da los kilos de fruto que da. Es más, en Jaén da bastante más que aquí. Tiene que ver con el sol, con la edad de los árboles de los que se dispone, con cómo han sido tratados a lo largo de los años, con el clima, con las variedades y con la insolación . Porque, esa es otra cuestión que conviene tener en cuenta. Galicia está en el límite de insolación para que un olivo pueda fructificar más allá de lo anecdótico, que se estima alrededor de las 2.000 horas de sol al año. En Lugo la estadística más reciente habla de 1.960, En Santiago de 1.977, 2.245 en Ourense o 2.300 en Pontevedra. Nos movemos en el límite de lo imposible. Y si no de lo imposible, desde luego sí de lo rentable. En Jaén o en Sevilla pasan de las 3.100 horas al año. Y 1.000 horas más de sol al año no son pocas para el tema que nos ocupa. La cuestión es que esas hectáreas, sean algunas más o algunas menos, no solo dan aceite para que cinco marcas gallegas pongan a la venta sino que, además, buena parte de esas empresas declaran elaborar, incluso en exclusiva, a partir de variedades autóctonas. Dado que la práctica totalidad de lo que se ha plantado en la última década son variedades foráneas como arbequina, picual, en algún caso arbosana, frantoio o koroneiki, uno llega a estar tentado de pensar que esos olivos autóctonos, muchos de ellos centenarios, tiene un surtidor de aceite en el tronco. Porque, al margen de que queramos ser más o menos escépticos, un olivo, incluso aquí, tiene un límite. No nos vamos a detener demasiado en las cifras, pero por tener un marco de referencia conviene saber que un olivo, en Galicia, tarda casi una década en alcanzar un buen rendimiento. A partir del segundo o tercer año da fruto, pero la media es que al octavo año cada árbol dé, aquí, unos 8 kg si todo ha ido bien. Y cada uno de esos kilos da un rendimiento, en aceite, que suele rondar el 12-14%. Un 20% si se retrasa la cosecha y las condiciones son óptimas. Cómo puede afectar ese retraso a la calidad es otro asunto que igual también habría que considerar, pero que vamos a dejar correr por esta vez. Es decir, por cada árbol plantado en los últimos años se obtendrá, a trazo grueso, entre litro LA MEDIA ES QUE DESPUÉS DEL OCTAVO AÑO, SI TODO HA IDO BIEN, UN OLIVO EN GALICIA DÉ UNOS 8 KILOS DE FRUTO y litro y medio de aceite. Y eso si la cosecha es buena, si todos los árboles que plantamos en su momento han sobrevivido (una tasa de mortandad aceptable, en nuevas plantaciones en estas latitudes, estaría sobre el 30-50%), si no hay plagas, sequía, heladas o lluvias a destiempo, si no se estropea fruto y si el dueño de la plantación está familiarizado con el trato al olivo. Pero con eso y con todo, insisto, aquí hay cinco marcas que venden aceite gallego. Y no poco, además. Una de ellas declaraba en