ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 4 | Page 115
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un tipo de energía diferente, se nota. Tiene una sonrisa amplia, amable y sincera y
como no, es otra mujer de estas tierras, una
fuerza de la naturaleza. Me saluda, le digo que Albert está por ahí y me dice: “¿Me
permites cinco minutos? Se adentra en la
bodega y empieza a dar directrices. Quince
minutos más tarde ha acabado, vamos en
busca de Albert y nos invita a ir a Els Escurçons. Tiene un plan y me gusta. “Vinos
de finca”-se arranca–“No estamos dados de
alta dentro de los vinos de finca, pero de
cada viña sale un vino y cada viña tiene un
porqué e intentamos transmitirlo.”
Esto lo empezó su padre, José Luis Pérez y
ella ahora recibe las riendas y le toca seguir
su propio camino. Camino que su padre,
junto a René Barbier, Daphne Glorian-Salomon y Álvaro Palacios empezaron. Eso
mismo comenta Sara. “La historia de El
Priorat es muy, muy antigua. Para mi hay
tres fases y la última, la hicieron ellos. Aún
quedan por llegar otras y quizás no somos
conscientes de que está sucediendo la cuarta, por el hecho de que hay un relevo y no
hay un corte brusco”.
Mientras subimos, hablamos sobre parte de la historia de El Priorat. De cómo
se vendían los vinos a Uruguay, Portugal,
Francia e Inglaterra. Eran mundialmente
conocidos los vinos rancios y los rancios
dulces, que eran los vinos que se quedaban en casa. Hasta la llegada de la filoxera,
que sobre todo afectó a las grandes casas,
la mayoría tenía sus viñas de calidad en
cotas altas, que eran las mejores garnachas
de la zona. En aquella época se vinificaba
en las casas, con lo que había un esfuerzo
y un trabajo enorme. Al llegar la filoxera,
las grandes casas cierran y se marchan a la
ciudad. Todo esto y tras las guerras civiles
y mundiales, la gran epidemia, lleva a la zona a una gran depresión. “Es la época más