ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 3 | Page 46
OPINIÓN GASTROSEXOLOGÍA
La memoria de los sabores
MÓNICA NOVAS
L
a cabeza lleva el saber y el sabor. La gastronomía tiene implícita una
parte cultural importante, porque los sabores en la memoria son los que
conforman a un gastrónomo, a un gourmet. Es la despensa emocional.
Creo que hoy el momento de la gastronomía es la emoción. Además de
la altísima calidad y los magníficos productos, la cocina tiene que ser
hoy emocionante.” (Jacobo Gavira de Parga)
Partiendo de estas afirmaciones quisiera explicar como desde la gastrosexología podemos explicar desde un punto de vista científico el funcionamiento de esta
“Despensa emocional”
¿Por qué cuando volvemos a un lugar, una ciudad o un país volvemos inexcusablemente a saborear y degustar los platos, vinos , destilados en el mismo lugar?
¿Por qué tenemos la necesidad imperiosa de saborear esos productos para volver
a sentir que ya estamos de vuelta? La memoria de los sabores y olores de cada lugar marcan nuestra relación directa de placer con ese lugar.
En nuestra primera visita a esa ciudad diversos sabores placenteros se han unido a una situación emocional positiva provocada por diversos factores como por
ejemplo, un acompañante agradable, el descubrimiento de un aroma o un sabor
nuevo, el lugar que rodea a ese producto, una noticia agradable, etc.
En ese mismo instante el producto, su aroma pasa a guardarse en la parte del cerebro donde guardamos la memoria placentera de sabores. No solo recordaremos
el sabor, sino el lugar, la persona que nos acompañó y la situación positiva que nos
hace volver a ese lugar para conseguir volver a tener las mismas sensaciones placenteras que vivimos la primera vez.
La amígdala cerebral juega un papel central y es la zona que determina el almacenamiento de memorias emotivas; el contexto emotivo que rodea el momento de
descubrir un alimento puede tener un impacto en la duración y fuerza con la que
recordaremos posteriormente ese sabor, tanto positivamente como negativamente. Un exceso de cantidad, un dolor estomacal, una compañía agradable o un lugar
confortable,etc. Todas estas variables pueden convertir una experiencia gastronómica en una memoria emotiva positiva o negativa.
En definitiva la memoria de los sabores de un lugar no se guarda en nuestro cerebro de manera aislada, sino que la conforman una unión de recuerdos placenteros