ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 2 | Page 70

ALMUERZO CON MÍRIAM DÍAZ AROCA sos y pulmones, no hay nada que no coma”, Miriam es proclive a experimentar. Nos sirven unas croquetas de pescado variado con salsa criolla. Segundo aperitivo. Pedimos un riesling para acompañar todo el menú. Míriam no conoce este tipo de vino. “Es una uva originaria de la región del Rin, con la que se hace unos vinos muy apreciados, tanto en Alemania como en la francesa Alsacia”, le aclaro. El brindis no se hace esperar. “Por la magia, por las entrevistas, por las alegrías, por el amor… ¡Y por Luis, por su Kena! ¡Larga vida a Kena!”, exclama Díaz Aroca. Belle epoque, 22 años después Para algunos de los actores protagonistas, la mítica película de Trueba supuso un gran espaldarazo a su carrera. “Las expectativas eran muy altas pero, en mi caso, el resultado no fue tan boyante como cabía esperar. No tuve un aluvión de ofertas, aunque para Penélope Cruz sí hubo un antes y un después”. Aunque no tuviera una ascensión meteórica, lo cierto es que Díaz Aroca rememora con gran alegría la experiencia y se regodea en ella. “¿Viste el reciente reportaje de El País Semanal? ¡Fue tan emocionante que nos reunieran a casi todos!”. Le pregunto por el equipo. “Fue un rodaje de ensueño en Portugal. Estábamos repartidos en quintas, que son unas enormes casonas portuguesas, en medio del campo. Durante el mes y medio que duró el rodaje fuimos una piña. Yo me levantaba y le hacía un zumo a Fernán Gómez, otras veces unos huevos fritos; Cristina Huete, la productora y pareja de Fernando (Trueba) me hacía el desayuno a mí… Era todo muy atípico. Claro que yo no tenía ningún experiencia, tan solo había hecho una película antes, pero Maribel (Verdú) me decía: “Míriam, esto no existe, no te creas que siempre es así”. Lo cierto es que parecíamos una pandilla que se hubiera juntado para pasárselo bien…”. Sobre Fernán Gómez, “era un hombre maravilloso, muy especial. Las horas de rodaje se hacían eternas. José Luis “En Belle Epoque, Maribel y yo comimos tanto, que no nos servían los vestidos”