ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 1 | Page 83

83 solía decir, pero para curarse de varias de las enfermedades venéreas que contrajo no dudaba en observar el ayuno más riguroso”. Se habla mucho de los macarrones como plato bandera de su figura. Cuando los casanovistas te explican cómo logró escaparse de la cárcel de Venecia gracias a un plato de macarrones con mantequilla y parmesano, tan solo puedes rendirte ante el genio. “La fuente de macarrones que se hizo preparar por su carcelero Laurent para obsequiar al monje Marin Balbi, que también se hallaba prisionero en los Plomos, servía para ocultar un espontón que Casanova había colocado en una Biblia in folio, con la que abrieron un boquete en el techo del palacio del dogo por el cual lograron escapar”. Delirante y tronchante a partes iguales. De su paso por España, Marina Pino reseña que“Casanova adoraba las criadillas o testículos de choto rebozados y fritos que descubrió en Madrid”. Jaime Rosal añade más detalles como “la célebre olla podrida o poderida que quiere decir poderosa. Se trata de una sopa española de origen medieval cuya receta exacta se ha perdido, pero del que se sabe que era un cocido con las carnes habituales -ternera, cerdo, gallina o pollo- a las que se agregaban perdices y manitas de ternera, pulardas, chorizos, en fin, algo ligerito como se ve”. Las memorias de Casanova acaban de forma abrupta. No tiene ni debe de tener un final para que siempre siga abierto para el deleite de los casanovistas. Para Jaime Rosal “las memorias concluyen en el momento en que, tras su largo exilio, regresa a Venecia y es en eso momento cuando ve declinar su estrella. Él que se ha codeado con la flor y “CASANOVA ADORABA LAS C RIADILLAS DE CHOTO REBOZADAS Y FRITOS QUE DESCUBRIÓ EN MADRID” nata de la sociedad del siglo, ahora ha de ganarse la vida como confidente de los inquisidores del estado. Casanova se avergüenza. Durante los años que le quedaron de vida, para paliar sus penurias económicas, se dedicó con ahínco a sus quehaceres literarios.”. Marina Pino lo entendió a las mil maravillas . “Lo fácil hubiera sido hacer un libro sobre los aspectos eróticos, pero hice algo mejor y menos visto: ¡un libro sobre la gastronomía en las Memorias!”. El placer de la primera marida compartida, los besos escondidos o las risas bajo las sábanas no tienen sentido sin una premisa que Giacomo Casanova siguió a raja tabla: No se puede conquistar a nadie con la barriga vacía.