ZOUK MAGAZINE (Versión en Español) NÚMERO 1 | Page 10
Brava y como el diseño de producto es una
profesión que trabaja para el mundo, me pareció estratégicamente oportuno conocer
otra cultura. Eso fue en el año 1994 y por
aquel entonces había en Europa dos fronteras muy fuertes. Una era la Este-Oeste, el
Muro; y la otra la Norte-Sur. Y decidí ir al
sur para conocer algo muy distinto a lo que
yo estaba acostumbrado en Suiza.
¿No hubo un fuerte choque de mentalidades entre un suizo y el temperamento latino de una ciudad como Barcelona?
¡Fue brutal! ¡De psicólogo! Al principio tuve
una gran crisis porque todas las sociedades
tienen verdades absolutas que ni se cuestionan. Son así y son así. Y cuando vas a otro
sitio y esas verdades absolutas, que creías
inamovibles, ves que cambian, pasan dos
cosas: que no es tan verdad lo que te han explicado en tu sociedad de origen y tampoco
es tan verdad lo que dicen en la sociedad a
la que has ido a vivir. Te das cuenta de que
en ambas sociedades hay cosas incuestionables que no lo son tanto y que lo que sucede
realmente es que una misma cosa se puede
hacer de distintas maneras.
Pero ese periodo de crisis, de choque cultural, después se convierte en una ventaja,
porque conoces el doble de cosas sobre algunos aspectos de la vida.
Barcelona siempre ha sido reconocida, entre otras cosas, por la gran calidad de sus
diseñadores. ¿Fue eso lo que le cautivó?
No. Mi pensamiento era conocer otra cultura. Yo quería estar tres años en Barcelona
y luego volver a Suiza, pero el primer día de
clase me enamoré de mi mujer. Estudié en la
escuela Massana donde me admitieron con
la condición de aprender español, pero en
tres meses no aprendí casi nada. Así que el
primer día de clase, entré en el patio interior
de la escuela, donde debía haber dos o tres
mil alumnos, consciente de mis deficiencias
lingüísticas y de que necesitaba ayuda y dispuesto a pedirla. Y puestos a pedir ayuda…
mejor a una chica. Y mejor a una chica guapa que a una fea, ¿no? Y se la pedí a Marta
que me ayudó a llegar a clase y luego tuve
la grata sorpresa de que estudiábamos en la
misma clase. Y así, mientras los otros miraban al profesor yo miraba a Marta.
Me parece que esto de los llamados “objetos de diseño” no es un nombre que a usted
personalmente le guste mucho, ¿verdad?
Lo que no me gusta es el nombre de “producto de diseño”. Prefiero hablar de diseño
de producto.
Es muy curioso ver como hay mucha gente
que no entiende esta profesión y eso que estamos rodeados de productos. Productos que
alguien ha diseñado, aunque es verdad que a
veces lo hace un ingeniero. Cuando la gente
me pregunta a qué me dedico y les digo que
al diseño de producto, se creen que hago objetos decorativos y otros se piensan que hago máquinas. Pero que una vaso de plástico,
un envase de yogur o que cualquier cuchara es algo que está diseñado es una cosa que
la gente no entiende muchas veces. Piensa
que el diseño es lo que se compra en tiendas
“guays”.
¿Qué es un buen diseño y qué no lo es?
¿Qué parte de estética y qué parte de
función debe tener un buen diseño? Un
motor no es bonito, pero es tremendamente funcional. Por contra hay objetos
de diseño preciosos que son magníficos
pisapapeles.
Lo malo de un motor es que contamina,
pero por sus formas puede ser bonito, ¿no?
Yo creo que un buen diseño tiene que tener
cierta novedad. Novedad según mi criterio,
porque sino no tiene poder en el mercado.
Puedes diseñar un solo objeto muy bonito,
pero claro, después hay que venderlo. Si no
lo vendemos no vivimos.
¿Pero no está todo diseñado y todo inventado?
No. Y precisamente a lo que nos dedicamos
es a llenar esos huecos.
Su colaboración con elBulli empezó en
1999. ¿Cómo fue la cosa? ¿Cómo entro en
contacto con Ferran Adrià?
Fue una casualidad. Mi tío hacía diseño
gráfico para una empresa Suiza del mundo
de las delicatessen. Me llamaron preguntando si conocía un cocinero bueno en España
[se ríe]. Yo no tenía ni idea. Me gustaba cocinar, pero no sabía nada de restauración ni
de restaurantes, pero dio la casualidad que
poco antes entre mi mujer y yo habíamos
hecho un packaging para una empresa de