Editorial: El pequeño comercio solidario
La persona que tiene un pequeño comercio suele conocer de primera mano a
su clientela, a la gente que vive en el barrio, sabe de sus vidas y realidades:
quién tiene dificultades y quién va prosperando. Por ello, hay comerciantes
que dan un paso más en la atención a sus clientes y se comprometen con
ellos y ellas, a veces a través de pequeños pero importantes gestos, como
acercarle la compra a casa a una persona mayor, abrirle al cliente una cuenta
“fiá” o hacerle una rebaja especial porque está pasando por un difícil
momento económico.
Al fin y al cabo, se trata de una ayuda directa que se ofrece a los vecinos
gracias a la capacidad de acción y decisión que tiene un vendedor cuando la
tienda es suya, lo que un empleado cualquiera no puede hacer y mucho
menos si es de una gran superficie, donde incluso es difícil plantear la
posibilidad de preguntar al dueño.
Otros comerciantes van aún más allá y se implican en su entorno, ayudando
a financiar las fiestas, haciendo colaboraciones benéficas con otras
asociaciones, con los colegios, residencias, etc.; es decir, colaborando en
iniciativas que benefician a todo el barrio.
Esta solidaridad que lleva implícita el pequeño comercio es un motivo más
para acordarse de él a la hora de comprar, en esta época de rebajas o en
cualquier otro momento del año.
Con la colaboración de las asociaciones de comerciantes del Zaidín:
3.-