Zaguán Literario Zaguán Literario 06 | Page 42

de madera que traíamos para comenzarla a pintar y fue ahí cuando me limbo, ni vivos ni muertos, y muchas veces deseando lo último. Vivían di cuenta de su propia fragilidad. Antes habían sido niños, adolescentes, a través de las anécdotas que contaban, de su vida pasada que cada hombres privados de las bondades de la vida. Seguimos conversando y vez más la veían alejarse y escaparse de sus manos. Una sonrisa podía por un momento escaparon de los cuatro muros que los separaban de su cambiar aquel terrible pensamiento, encender una pequeña llama para libertad y yo dejé de hablar con criminales. La barrera que cada uno había seguir adelante y mejorar, a mí no me costaba nada regalársela. Solo me construido estaba completamente derribada, éramos personas, almas que quedaba la esperanza de que algún día ellos saldrían y cambiarían su buscaban lo mismo y que las circunstancias nos habían hecho cometer vida, pondrían por primera vez la balanza a su favor. errores. Las palabras salieron con facilidad, sin control, sin darle gran importancia partir. Al cruzar la cancha donde nos encontrábamos volteé para ver una pregunté lo innombrable. última vez y un “gracias” salió de la boca de Miguel, Rogelio, Ernesto, “¿Qué pasó, por qué están aquí?” Samuel y Rodrigo. Pero fui yo la que en realidad había cambiado. Fueron olvidados; abandonados por todos; se encontraban en el La tarde había pasado, mi vida había cambiado y era momento de Eran asesinos, ladrones, supuestos violadores, pandilleros, algunos Aquellos hombres fuertes, imponentes, temibles, tomaron la pequeña caja estaban injustamente condenados y cada uno de ellos estaba arrepentido. Temerosos por mi reacción contaron sus historias mientras una ola de sentimientos abrumaba mi pensamiento. Amor, compasión, empatía, lástima, enojo, miedo, eran un sin fin de emociones indescifrables. Contemplaba cada uno de sus rostros mientras narraban aquello que pensé nunca escuchar en carne propia, pero lo único que percibía era un grito de ayuda sin sonido. Querían ser vistos como personas y ese derecho se los habían arrebatado hace mucho tiempo, justo al pasar la primera reja. 42 43