Zaguán Literario Zaguán Literario 05 | Page 53

ha dejado atrás el tinte rosado y en de Galileo por un telescopio a otro su lugar se ha colocado un ejército mundo, hasta dejar nuestras huellas de estrellas. Recuerdo entonces en el satélite más cercano: la Luna. una época, hace ya muchos años, Nos permitió ver a través del espacio cuando creía que no eran más que y del tiempo para descubrir cuándo puntos brillantes flotando en un y dónde estamos en el universo. manto de oscuridad. Las veo de Ahora lo sabemos… Sabemos que nuevo, pero las miro diferente. Las la edad y el tamaño del cosmos se miro de lejos, con respeto. Las miro encuentran más allá del ordinario con el peso de los años luz que nos entendimiento Nos separan. Las miro como un millón encontramos perdidos en algún de fantasmas que acechan la noche, lugar entre la inmensidad y la pues muchas de ellas ya han dejado eternidad, donde en una perspectiva de existir; sin embargo, su luz — más amplia, las preocupaciones presente después de su muerte— humanas e nos sigue contando que alguna vez insignificantes. Sin embargo, nuestra vivieron y brillaron, nos cuentan especie es joven y curiosa; hacemos que venimos de ellas y a ellas nuestro mundo significante por vamos, nos cuentan que nosotros la valentía de nuestras preguntas algún día seremos olvidados y y por la profundidad de nuestras que solo somos un parpadeo de su respuestas. Reconocemos nuestra existencia. humano. parecen tristes grandeza en la inmensidad del universo, sabiendo que flotamos en él, como una mota de polvo por el cielo de la mañana, y que cada uno de nosotros es valioso, pues en cien billones de galaxias no volverás a encontrar otro igual. Alzo de nuevo la mirada. El cielo 53 ha llevado desde el primer vistazo