ha transcurrido, indudablemente, y solo algunas personas se detienen a
nos regale? Es para una tortita.” observar con detenimiento aquel simple recuerdo que ha quedado en el
Al doblar en la primera es- pasado.
quina de la avenida Mosque- Pronto, dejo atrás el ajetreo y la luz citadina para adentrarme en lo que
ta, una joven –de no más de únicamente puede ser descrito como “un mundo dentro de otro mundo”.
30 años– sentada sobre la Frente a mis ojos, se encuentra un centro comercial de tres plantas, im-
banqueta llama mi atención. pregnado de olores y sonidos que convergen bajo un imponente tragaluz a
Junto a ella, se encuentra una diez metros de distancia del piso.
niña dentro de una caja de En un segundo, siento sobre mi hombro el roce de un sujeto, que cami-
madera. Al escuchar aquella na apresuradamente. “¡Perdón, perdón!... ¡Vamos amor, que se nos va!” El
oración enunciada con desgano, hombre, quien carga una lonchera infantil, parece dirigirse a un misterio-
gesticulo mi mejor sonrisa, ocultando la aflicción que me ha provocado so individuo a mis espaldas. Al voltear, veo el rostro sonriente de un niño
aquella escena, y entrego un billete de $50. que corre sin cesar con el fin de alcanzar la mano extendida de su padre.
Después de caminar unos cuantos metros, arribé a la famosa Estación Bue- “¡Órale chamaco, no te quedes atrás!”
navista, lugar de partida del primer ferrocarril de México, que salió de la Perpleja ante toda la actividad que se desarrolla a mi alrededor, decido
estación hacia el puerto de Veracruz en 1873. Rodeada por la Biblioteca desplazarme del centro hacia un costado, donde el flujo peatonal es signi-
Vasconcelos, la legendaria estación es un punto donde se albergan los tres ficativamente menor.
tipos de transporte urbano más importantes de la capital: la terminal