Zaguán Literario Zaguán Literario 04 | Page 56

Eli se acerca y me cuenta. Su hijo JUAN PABLO no le habla más que para pedirle GUTIÉRREZ dinero. Su hija le marca dos veces El fútbol es nuestro al mes para ver cómo está por lásti- ma. Su esposa lo ve en navidad y dos veces más al año. Detrás de esa perversión y doble solo. Las jornadas de horas enteras Nací en Monterrey, Nuevo León el 4 de enero de que se pasa platicando en el café, 1995. Fui hijo de madre soltera y educado por sus los chistes morbosos y sus gro- abuelos. He vivido en el calor y cariño del hogar serías son su forma de darle para de mis abuelos desde que nací hasta el día de adelante. hoy, con la excepción de unos años que estuve Para mí fue un acontecimiento im- en casa de mi mamá. A la edad de 17 años estuve portante, conocí al verdadero hom- internado en el Hospital San José en Monterrey bre detrás del nombre. Me queda y viví seis meses de mi vida encerrado en las claro que conocí un alma en busca quimioterapias. Esto dio rienda a mi interés de cariño. Entendí que todos tene- por la fotografía e hice un ensayo fotográfico mos algo que esconder. sobre lo que significa ser sobreviviente. Tantos Me paré de mi mesa, pagué mi amigos, afecto y apoyo me han dado inspiración cuenta y pasé a despedirme de él. para tirar hacia arriba. Después del proceso del Me miró a los ojos y casi miro un cáncer, decidí darme un semestre de mochilazo atisbo de cariño hacia mí. Don Ca- en Oceanía. Tenía como base Port Macquarie, simiro se despide con la mano y yo Australia, pero me puse a conocer lo más que me voy con un sabor de confusión, pude del país y su vecino, Nueva Zelanda. Hoy decido apreciar a mis seres queri- en día estudio Comunicación en la Universidad dos. Panamericana. Estoy en tercer semestre, feliz como nunca, después de haber errado mi decisión y estudiar un semestre y dos semanas de Actuaría y Matemáticas Aplicadas en el ITAM. 56 Rodrigo Hernández Parra “Si quieres jálale, no hay pedo”, me acerca el pedazo de estopa remojado en thinner con su mano. La observo de arriba a abajo: manchas de grasa, las ha conseguido por dormir en las banquetas; los nudillos abiertos, aún siguen sangrando; la palma amarillenta, el activo le ha pigmentado la piel. Le doy las gracias y rechazo con un amable gesto su invitación. “¡Cámara, Mirrey! ¿Sí te vas poner o qué?”, le grita El Aguacate, ya es su turno para la reta. Abre la puerta, entra trastabillando a la cancha, le da un jalón más a su mona y se pone en posición para recibir los cañonazos. Es su primera reta de la tarde y aunque para muchos su presencia parezca un mal chiste, no se van a ir de aquí en un buen rato. Las retas son de cuatro y a dos goles, así que El Taison se queda afuera. Es el más puesto de todos, de eso no cabe duda. Su mirada se pierde en la nada y son contadas las veces en las que parpadea. El tatuaje tribal en el rostro, la piel morena, el labio abierto y la nariz rota hacen que el apodo le quede como anillo al dedo. Es bien sabido por todo Mixcoac que el Taison no le saca a un tiro. Con orgullo porta la del Necaxa, en el dorsal lleva el siete de Aguinaga, los pantalones dando ya las últimas y la cachucha para taparse del sol. Hoy es domingo, y se da su tiempo para descansar, así que se recuesta en la banca mirando al cielo y con la pierna izquierda pisa el balón de cuero hecho a mano. Se estira con fuerza e inhala, voltea la mira- da hacia nosotros, estamos siendo demasiado obvios. 57 sentido existe un niño perdido y