Eli se acerca y me cuenta. Su hijo
JUAN PABLO
no le habla más que para pedirle
GUTIÉRREZ
dinero. Su hija le marca dos veces
El fútbol es nuestro
al mes para ver cómo está por lásti-
ma. Su esposa lo ve en navidad y
dos veces más al año.
Detrás de esa perversión y doble
solo. Las jornadas de horas enteras Nací en Monterrey, Nuevo León el 4 de enero de
que se pasa platicando en el café, 1995. Fui hijo de madre soltera y educado por sus
los chistes morbosos y sus gro- abuelos. He vivido en el calor y cariño del hogar
serías son su forma de darle para de mis abuelos desde que nací hasta el día de
adelante. hoy, con la excepción de unos años que estuve
Para mí fue un acontecimiento im- en casa de mi mamá. A la edad de 17 años estuve
portante, conocí al verdadero hom- internado en el Hospital San José en Monterrey
bre detrás del nombre. Me queda y viví seis meses de mi vida encerrado en las
claro que conocí un alma en busca quimioterapias. Esto dio rienda a mi interés
de cariño. Entendí que todos tene- por la fotografía e hice un ensayo fotográfico
mos algo que esconder. sobre lo que significa ser sobreviviente. Tantos
Me paré de mi mesa, pagué mi amigos, afecto y apoyo me han dado inspiración
cuenta y pasé a despedirme de él. para tirar hacia arriba. Después del proceso del
Me miró a los ojos y casi miro un cáncer, decidí darme un semestre de mochilazo
atisbo de cariño hacia mí. Don Ca- en Oceanía. Tenía como base Port Macquarie,
simiro se despide con la mano y yo Australia, pero me puse a conocer lo más que
me voy con un sabor de confusión, pude del país y su vecino, Nueva Zelanda. Hoy
decido apreciar a mis seres queri- en día estudio Comunicación en la Universidad
dos. Panamericana. Estoy en tercer semestre, feliz
como nunca, después de haber errado mi
decisión y estudiar un semestre y dos semanas
de Actuaría y Matemáticas Aplicadas en el ITAM.
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Rodrigo Hernández Parra
“Si quieres jálale, no hay pedo”, me acerca el pedazo de estopa remojado
en thinner con su mano. La observo de arriba a abajo: manchas de grasa,
las ha conseguido por dormir en las banquetas; los nudillos abiertos, aún
siguen sangrando; la palma amarillenta, el activo le ha pigmentado la piel.
Le doy las gracias y rechazo con un amable gesto su invitación. “¡Cámara,
Mirrey! ¿Sí te vas poner o qué?”, le grita El Aguacate, ya es su turno para
la reta. Abre la puerta, entra trastabillando a la cancha, le da un jalón más
a su mona y se pone en posición para recibir los cañonazos. Es su primera
reta de la tarde y aunque para muchos su presencia parezca un mal chiste,
no se van a ir de aquí en un buen rato.
Las retas son de cuatro y a dos goles, así que El Taison se queda afuera.
Es el más puesto de todos, de eso no cabe duda. Su mirada se pierde en la
nada y son contadas las veces en las que parpadea. El tatuaje tribal en el
rostro, la piel morena, el labio abierto y la nariz rota hacen que el apodo le
quede como anillo al dedo. Es bien sabido por todo Mixcoac que el Taison
no le saca a un tiro. Con orgullo porta la del Necaxa, en el dorsal lleva el
siete de Aguinaga, los pantalones dando ya las últimas y la cachucha para
taparse del sol. Hoy es domingo, y se da su tiempo para descansar, así que
se recuesta en la banca mirando al cielo y con la pierna izquierda pisa el
balón de cuero hecho a mano. Se estira con fuerza e inhala, voltea la mira-
da hacia nosotros, estamos siendo demasiado obvios.
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sentido existe un niño perdido y