Zaguán Literario Zaguán Literario 04 | Page 50

La tina tiene unos 170 buñuelos. Doña Lina trata de meter para su elabo- ración la mejor harina, que no venga muy tierna porque salen muy delga- dos y es muy difícil extender el buñuelo. Luego de un día de venta llega a su casa a las ocho o nueve de la noche, prepara los ingredientes para su producción. Bate entre siete y ocho kilos de harina y por cada uno salen entre 40 y 45 buñuelos. Termina como a las tres o cuatro de la mañana. Cuando se preparaba para la feria del nopal o la del mole trabajaba un bulto de 45 kilos por cada sabor. De ahí salían como cinco mil buñuelos por costal. La labor más importante está precisamente en el batido. A veces contrata a algunas personas para que la ayuden, pero sólo ella y sus hijos baten la masa. Ahí está el secreto que le dejó la abuelita. —No dejamos que nadie más lo haga. Nos ayudan a bolear, a cocer. En donde yo no permito es en mi batido. Porque el secreto que yo recibí de ba de comer mole y trae antojo de un postre, algo dulce y auténtico de la egoísta pero yo prefiero conservarlo. ¿Por qué? Hay muchos que sacan que zona rural del Distrito Federal. Se le antoja un buñuelo, a siete la pieza o el un premio por sus comidas, que esto, que vengan. Y entonces uno saca y paquete surtido de 5 buñuelos y su miel en 30 pesos. Pero duda. gana el premio. ¿Y qué pasa? Agarra una empresa y saca esa comida con la —Y no tiene conservadores. Todo natural. Yo se los garantizo —dice muy receta y ya se llevó el triunfo. Entonces yo me quedo con mi secreto para segura de sí doña Lina—. Lleve su bolsita, saque uno. Si no se los termina mis hijos, para mis nietos, para toda mi descendencia. tapa la bolsa y ya. Nomás le recomiendo que no les pegue el sol; por el De pronto observo bien a doña Lina. Su cabello blanco contrasta con su plástico, se humedecen. De ahí en fuera, la tiene en su cocina, tapadita, piel morena. Ella le ha quitado lo común a los buñuelos y los ha llenado va sacando su buñuelito y no se le arrancia. No le vaya a pasar lo de otra de misticismo. Me mira y sonríe. Su rostro es el de esos seres humanos clienta que me dijo: “¿Qué cree? Que yo pensé que ya no servían porque que en la sencillez han encontrado la sabiduría. Cada que recuerda a la se me olvidaron y los tiré”. Haga la prueba. Llévese unos y déjelos un mes; anciana que un día probó sus buñuelos se llena de agradecimiento. Ella le los va a encontrar crujientes, doraditos, ricos. No se le arrancian. Claro, si dio algo más valioso que el dinero: le dio el don de la conservación de los usted pone la bolsa y está en el rayazo del sol, no se lo garantizo, por el alimentos. plástico. Así el buñuelo, conservado, en la sombra y todo, le dura más de —Me lo dijo la abuelita: “Guárdalo, hija, eso vale más que todo”. Y he com- un mes. Yo se los recomiendo. Si se le echan a perder yo le regreso su di- probado que sí. nero o le doy otros buñuelos. 50 51 una abuelita va a beneficiar a mis hijos y a mí. A lo mejor es un poco