exquisita que es la comida de quién la reciba, si tu familia, tu veci-
y lo mala que es la política. Se recuer- no, la tienda de la esquina, la delegación
dan anécdotas agridulces; pero seguir o el gobierno, hay una frase, aunque
hablando de comida mientras comes es suene cliché, que es lamentable para to-
como quien ya está en la alberca y se dos nosotros: la verdad no peca, pero
quiere mojar la cabeza, mas en vez de bien que incomoda. El problema es que
hundirse se echa agua con las manos. muchas veces no distinguimos cuándo
Se toma su tiempo para empaparse por algo debe hacerse o no. Sopear las con-
completo, por miedo al impacto brutal chas en el café o no; hablar de religión
del agua. Es más sencillo hablar de co- o no; usar las manos para comerse unas
mida inexistente que contar que a uno gorditas o no; pasarse el alto o no; dar
también le ha tocado dar mordida. mordida al pastel/poli o no; limpiar el
Es el colmo que incluso mientras esta- plato con un trozo de pan o no: “Esto no
mos degustando las especialidades de se hace, eh, pero estamos en confianza”.
la casa, recordemos comilonas ante- Aceptar el origen de las cosas es dar
riores hasta con nostalgia; programas el primer paso a la verdad, para re-
de cocina que vimos recientemente, los volver la superficie de los problemas,
nuevos videos de Tasty, el dólar a 12 disol- ver posibles soluciones y lograr
pesos. Inevitablemente también se ter- un buen café. Soberbio, amargo y bue-
mina hablando de política, pero, como no solo si se toma en caliente; efectivo
nos cuestiona el alemán Friedrich para despertar y aguantar salir de una
Nietzsche en la obra Michel Onfray: confortable cama a la fría mañana. A
“¿Qué dosis de verdad puede soportar menudo, por seguir hablando de comi-
el hombre?” ¿Resistimos comer un pe- da (mientras comemos), dejamos enfri-
dazo más de carne o mejor dejar espa- ar las cosas, y no saborear los hechos, en
cio para el postre? Dulce consuelo que caliente, como son en
aplaca la glotonería por la cuajada ver- provocar indigestión.
realidad puede
dad, chongos zamoranos que rechinan
al masticarse.
Frente a la crítica, independientemente
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lo