Como se explicaba, antes las acciones del hombre no estaban aisladas sino
naturaleza, este aislamiento atenta contra la propia naturaleza del hombre.
que influían en los demás. Benedicto XVI nos habla de cómo “la relación
entre persona y comunidad es la de un todo hacia otro todo”; requerimos
de la comunidad y la comunidad requiere y necesita de nosotros. No po-
demos estar aislados, y pretender existir sin el otro. La inseguridad que
presenta el ideal moderno no está fundamentado, pues la comunidad nos
protege y nosotros contribuimos al perfeccionamiento de la comunidad.
una función vital, no nos perdemos al relacionarnos con otros sino que
al contrario nos desarrollamos y crecemos como personas. “El hombre se
valoriza poniéndose en relación con los otros”. De esta forma debemos
buscar trascender de la amistad líquida, efímera, utilitaria y hedonista, en
la que vivimos actualmente a la amistad en la virtud que Aristóteles nos
proponía, aquella en la cual lo que se buscaba era el crecimiento propio
y del otro para la mejora. Pasar del individualismo a un apoyo mutuo de
convivencia con la comunidad para el mejoramiento de la sociedad. Del
aislamiento al establecimiento de relaciones humanas, sociales, de amis-
tad y familiares estables y duraderas. Y del vacío existencial a una coexis-
No es en la individualidad sino en la unidad en la que nosotros también
tencia en interacción y colaboración.
nos perfeccionamos.
En conclusión, a lo largo del transcurso del tiempo el hombre ha evolucio-
nado y con él sus formas de convivencia y relación. Debemos entender que
la crisis actual que vivimos, producto de los ideales posmodernos, tiene
sus raíces en el aislamiento, en la búsqueda individualista que nos lleva a
ser egoístas y pensar en las otras personas como medios de utilidad o de
placer. Tanto las relaciones sociales, de amistad como las familiares tienen
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