Zaguán Literario Zaguán Literario 03 | Page 8

que anima, mueve, revitaliza a los son guisos que viven gracias a que en ellos celente principio, sino el evitar dar- alimentos y a nosotros mismos. se concentra la simplicidad de la vida, su es- lo por descontado. Hay que ser me- ¿Qué argumentos en contra puede encia más decantada. Sazonados con la lenta ticulosos en su obtención, atentos, esgrimir cualquiera ante la me- alquimia del recuerdo, al probarlos compren- pacientes al proceso para llegar a lancólica autoridad del caldo de demos que el sustrato elemental que nos a- él. Las palabras deben tener sabor, pollo de nuestras madres o abuelas? nima pasa necesariamente por el estómago textura, aroma para dar al caldo la Al percibir la caricia de su olor en pero, sobre todo, por los sentimientos que ella vitalidad necesaria que fortalecerá el aire, la comida se vuelve en ese nos permite compartir y rememorar. El fon- el espíritu del lector. Tener enton- instante una máquina del tiempo, y do es la forma que nos delinea y alimenta, es ces dominada esa parte permite, todos volvemos a tener unos cuan- la expresión de que existen ciertos elementos entonces sí, levantar increíbles tos años. Quizá nos hemos caído que, no por terrenales, son ajenos a las conste- construcciones literarias. Habrá y raspado las rodillas, padecemos laciones celestes del universo. que tener como regla principal, un terrible dolor de cabeza por la cuando de comida y literatura se fiebre y la gripa, o tal vez, por pri- Cuatro trate, tomar el tiempo de saborear mera ocasión, quien nos gustaba Al rememorar la consoladora tibieza de su cada frase, limpiarla bien, extraerle había destruido nuestras ilusiones. abrazo, el caldo primigenio en el que todos su máximo y evitar a toda costa el Entonces, la esperanza se adereza nadamos durante nueve plácidos meses es, infame Knorr Suiza. con trocitos de pollo, tal vez molle- de una manera evidente, el fondo base des- jas, queso o limón. Un chile verde, de el cual todo comienza. Quizá ahí radique Tres cebolla y cilantro reconstituyen las la búsqueda por el sentido, por la recreación No es coincidencia, ni gratuidad heridas y poco a poco, cucharada a de los gustos del paladar, la magia de esa pe- que insistamos en la necesidad fi- cucharada, las fuerzas vuelven. renne, aunque siempre infructuosa, preten- losófica de ahondar en los enigmas Desde la sopa de fideo hasta el sión de regresar al estrato primigenio. de un buen fondo, puesto que en la mole, pasando por el arroz a la Líquido amniótico universal, el océano des- revelación de un caldo bien concen- mexicana, la comida se insufla pierta sueños y deseos desconocidos, acaso trado, caliente, en el punto exacto cuando parte de un sólido fondo otra añoranza todavía más lejana. El mar, con de su plenitud buscamos la forma de pollo, elevando su sabor a nive- su reconfortante vaivén, desprende un olor a de llevar más allá el secreto de sus les de fiesta patronal. Sin embargo, proteína ancestral, el misterio de su canto, la confidencias, extender sus posibi- también es cierto que estas cum- sal que lo aliña cumple con lo indispensable lidades, utilizarlo como el espíritu bres de nuestra cocina cotidiana para ser el guiso ancestral del cual nació la 8 9 El punto no es quedarse en un ex-