JOSÉ LUIS LÓPEZ
AGUIRRE
segundo con peligro de desbordarse incontenible. Visitas los exclusivos centros comerciales de la parte Es como si la ciudad estuviese preñada y a punto de parir en cualquier sur de la ciudad. Los visitantes-consumidores a estas momento... en cualquier momento. plazas son seres clonados de los protagonistas de las Por las noches, el choque del pedernal con el acero castellano no deja descansar series de entretenimiento o de los estándares que a la enorme urbe... el sueño dura apenas un suspiro. marca la influyente publicidad de lo que debe ser el Por las madrugadas observas desde la cúspide de la Latinoamericana cómo hombre y la mujer contemporáneos: polifacétic@s, sus habitantes se deslizan hacia el valle como oleadas de cobre derretido. emprendedor@s e hiperguap@s. Este es el imperio Aquí todo el mundo tiene pris... ¡quítese pen..! donde las marcas comerciales jerarquizan a las clases Los encuentros son fugaces. Las miradas no pueden contemplarse unas a otras sociales. Profesor investigador en
porque entonces son indicio de violencia. Al encontrarte en las orillas de la ciudad experimentas la Escuela de Comuni-
En el transporte público, que viaja atestado y sudoroso, la agresión espera el sentimiento ambivalente de quedarte para siempre cación de la Universidad
expectante el momento idóneo para irrumpir en el silencio. o largarte lo más pronto posible. Esta megalópolis Panamericana. Es
tiene un extraño magnetismo que embelesa a sus
seguidores.
Lo que no sabes es que esta ciudad exige se le rinda
culto. Esta ciudad está acostumbrada, desde que tiene
memoria, a que se le ofrezca a diario un sacrificio,
porque de lo contrario se queda uno postrado ante
ella y condenado a padecer su inclemencia.
La horda de limpiaparabrisas, los hijos de la calle, los indigentes que mueren
atropellados en las noches de luna llena mientras un grupo de encadenados al
móvil persigue a un escurridizo pokemón.
Seres en los que se reproduce el suplicio de Prometeo. Unos a otros se tienen
compasión y a la vez repulsión. El racismo se encuentra oculto y omnipresente.
Los híbridos de esta sociedad son escandalizados y apartados.
Ahora zigzagueas entre los cientos de puestos de vendedores que se apilan
por las céntricas calles y avenidas como enormes culebras multicolores (quizá
en homenaje a la Serpient