en que tenían a la Tierra creándose a su lado. la vida”. Me detuve más tiempo en esta exposición no porque me pareciera
Al doblar en la esquina me encontré con otro pasillo al que no le veía fin, sumamente interesante, sino porque una niña estaba apuntando en una
principalmente porque hay demasiada gente como para alcanzar a ver pequeña libreta roja la información que se le presentaba. ¡Por fin alguien
más allá de dos metros. Conforme fui avanzando la exposición cambió y que aprecia la muestra! Aunque solo fuera por una tarea.
ahora era sobre la evolución de las especies “La evolución es un hecho”. De pronto me di cuenta de que había llegado a la consumación de este
Cuando al fin logré ver lo que yo creía era el final de la conexión, me di universo y regresaba al subterráneo de la Ciudad de México. Al universo
cuenta de que no lo era, era más bien una luz azul ultravioleta que indi- que realmente existe debajo de la acera, lleno de personas, vagones, malos
caba el comienzo de otra exposición. Ahora sobre el universo. olores, comida y prisa. Ya no hay más estrellas, ni planetas, las galaxias
El túnel comenzó a ponerse cada vez más oscuro hasta llegar a la “Bóve- han quedado atrás. La estación “La Raza” vuelve a ser sólo una conexión
entre líneas del metro.
da celeste”, que es una parte del techo pintada con todas las constela-
ciones (Aries, Capricornio, Cáncer, Osa Mayor), las cuales se realizaron
con una pintura verde fosforescente que sólo se logra ver conforme se va
avanzando por el túnel y con la luz ultravioleta. Es sorprendente cómo la
gente pasa tan aprisa que no es capaz de detenerse y admirar ese pedaci-
to de universo que se les está regalando.
Después de que mi nave espacial regresó a tierra, seguí caminando en-
tre gente apresurada. Parece que esta conexión entre líneas del metro no
tiene fin. En efecto a continuación hay otra exposición “Las estaciones de
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