Zaguán Literario Zaguán Literario 02 | Page 12

muy concentrado en convencerte de pagar la fianza, pero sueltas una carcajada y dices ¿ pagar la fianza? Jajajá, estás pero si bien loquito, sabes que no puedo hacer eso ¿ Por qué no puedes? Te pregunto, pues porque soy tu conciencia, me dices, y las conciencias no usamos dinero. Ah … te digo. Pues ah … me dices. Entonces una marsopa marina salta por la ventana, devora al policía, luego al Comandante No Sé Qué, que por estar muy gordo, se le atora en la garganta. Pobre marsopita, pienso, y me apresuro a patear al Comandante en el culo hasta que la marsopa logra tragarlo y guardo mi piedra, un poco ensangrentada, en el bolsillo de la camisa, junto al corazón. Saco mi armónica en Si bemol y tomados del brazo, la marsopa marina y yo, salimos del ministerio público, bailando charleston, muy contentos. Tengo hambre.

CUENTO

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