Por último, la trilogía de Nueva York cierra con
La habitación cerrada. Vemos al narrador recibir
una carta de la esposa de Fanshawe, su mejor
amigo. En la carta le comentará que su marido
ha desaparecido. El narrador se encuentra con la
mujer y poco a poco se sumerge en la búsqueda
de Fanshawe
En este último relato vuelve a aparecer el tema
central de la trilogía: La búsqueda. Incluso para
evidenciarlo más podemos hacer un recuento y
agregar una interpretación escueta de las obras.
En ciudad de cristal un escritor se hace pasar por
un detective y es contratado para buscar y luego
seguir a alguien; en Fantasmas, Blanco se le
encomienda la tarea de seguir a Negro, su
encargo durará años y encontrará la destrucción
o quizá la redención. En La habitación Cerrada
un hombre busca desenfrenadamente a su
mejor amigo, para por fin darse cuenta de estar
hundido en una vida prestada.
A veces pienso que las obras austerianas tratan
de lo mismo, al menos la trilogía sí. Todas son
una búsqueda de identidad, que muchas veces
desembocará en la caída a un barranco.
Las tres novelas se pueden leer como obras
separadas, no importa el orden, son como cajas
cerradas cada una con su mundo. La grandeza
está en cuando las lees todas, y no puedes de
dejar encontrar las conexiones. Muchos llegan a
afirmar que es la misma novela sólo que contada
de una manera distinta, narrada desde puntos
de vista diferentes. Se piensa esto cuando se
revisan los finales, en donde se puede ver un
desenlace casi idéntico en las tres.
He conversado con varias personas y afirman no
poder con Auster, se les indigesta, sencillamente
no pueden terminar alguna de sus novelas. Me
gusta reflexionar en torno a eso y concluyo que
Paul es un escritor denso en cuanto a la
meticulosidad de las descripciones del
pensamiento y las reacciones internas de sus
personajes. A mi gusto aquí está la grandeza del
autor, si pudiéramos analizar la estructura de
ciudad de cristal sería un constante sube y baja.
Tomemos por ejemplo la parte que quizá es la
más lenta en toda la novela, me refiero a cuando
Quinn acude a la casa de Stillman, aquí se
lanzan reflexiones casi ensayísticas sobre el
Verbigracia, las disertaciones en cuanto al azar,
a la identidad, a lo preconcebido y muchas
cosas más. En una primera instancia no
logramos entender al autor pero luego todas
esas disertaciones se funden con la trama y
hacen que la historia misma adquiera más
fuerza, y la dotan de un carácter simbólico.
En resumen, Auster es un autor de personajes
no de acciones, pero cuando las acciones
suceden, los personajes parecen estallar,
sacudirse y sacudir nuestro mundo. Su estilo es
punzocortante, está perfectamente cuidado y
por momentos resulta poético.
Sin embargo, me causa un poco de conflicto
como el autor norteamericano no ha logrado
esa misma fuerza narrativa en sus trabajos
posteriores. Lo más cercano tal vez sea El
palacio de la luna o La música del azar, aunque
en un distante segundo lugar.
Paul es un escritor por momentos difícil de leer,
pero si se le presta la atención debida nos
sumerge en un mundo caótico, pero imponente,
en donde se palpa la fragilidad del ser humano.
Quiero terminar con una frase dicha por Benito
Taibo en una entrevista: Hay que leer a Paul
Auster para entender a nuestro tiempo, para
entendernos a nosotros mismos, nuestra
realidad.
lenguaje primario de los hombres. El mini
ensayo se lleva bastantes páginas y ralentiza la
novela. Como este ejemplo podemos encontrar
varios en toda la obra de Auster.
VICK MEDINA
Torreón, Coahuila (1993). Estudió la licenciatura en comunicación en la Universidad Autónoma
del Noreste. Ha publicado artículos y reseñas literarias en el periódico Entretodos. Además
algunos cuentos en las revistas: CantaLetras, YoEsOtro, entre otras. Ha participado en diversos
cursos y talleres literarios. Ganó el segundo premio del concurso 49, de la revista Punto de
partida, de la UNAM. Actualmente dedica su tiempo a escribir y es catedrático universitario.