4
A los cuatro años, se enamoró de un policía que lo llevó a una recreación en su pueblo, veía que el gustarle un hombre era algo totalmente normal, algo que era natural y que a todos le pasaba. No pensaba que fuera un hecho que lo hiciera una persona con una orientación sexual diferente y que eso iba a generar rechazo con el paso del tiempo. Después de darse cuenta que aquel oficial de policía le atrajo profundamente, le comentó a su hermana, a lo que ella le respondió: a ti te deben gustar las niñas, no los niños. Yeferson no le tomó importancia a ese comentario, pues era solo un niño y esas cosas no lo preocupaban mucho.
Con el paso de los años, Yeferson fue creciendo como una persona afeminada, según él dice. A sus ocho años se sentía una mujer, en su imaginario hacía desaparecer su ropa de hombre y se pensaba a sí mismo con cabello largo y usando jardinera en el colegio. Manifiesta que le gustaba jugar con muñecas, nunca se sintió atraído por las actividades de niños, como jugar fútbol, con carros o jugar videojuegos.
A esa edad, dejando los imaginarios a un lado para volverlos realidad, se quitó su buso del colegio y se lo puso en la cabeza como si fuese una cabellera de mujer y empezó a caminar por los pasillos del colegio. Sus compañeros no hacían sino reírse y gritarle cosas ofensivas, como era un niño no prestaba atención a los gritos y seguía tranquilo desarrollando su personalidad hasta que una profesora le llamó la atención diciendo: “miren un hombre que se cree mujer”, lo jaló del brazo con fuerza hacia las canchas de baloncesto, le rapó el saco de la cabeza de manera violenta diciéndole que eso no estaba bien con la excusa de que él venía de una familia honorable para andar con esas actuaciones. Este regaño fue delante de todos sus compañeros, los cuales se burlaban de él sin parar.