PALABRAS INVITADAS
Hace ya mucho tiempo que en el pueblo impera la miseria. Todo en esta miseria
acude al basural del suburbio buscando qué comer. Hace tiempo ya que el basural
alimenta a todos.
Acaso en este hecho se cifre la evidente alteración de costumbres sexuales. Pues
en este pueblo las hembras han dejado de devorarse a los machos. Tal vez, la
basura que éstos ingieren para sobrevivir les ha conferido un sabor desagradable.
Pero más allá de esta hipótesis los cierto es que las hembras se han vuelto
vegetarianas y se niegan a sostener prácticas sexuales. Esta decisión conlleva a
una certeza: día tras día disminuye el número de mantis religiosas que existe en el
pueblo.
Pero si bien las hembras de mantis religiosas ya no copulan, dado el gusto
desagradable que adquieren los machos alimentados con basura, aún conservan
su costumbre de elevar las patas al cielo en una plegaria.
Las mujeres del pueblo han observado este cambio en las hembras mantis. Y
siguiendo su ejemplo, elevan los brazos en plegaria al cielo del hambre y la
miseria.
Las mantis ruegan para que mejores recursos gastronómicos devuelvan el sabor
añejo a los machos.
Las mujeres, en cambio, parecen rogar por el perdón del cielo. Mientras algunas
desnudan a un puñado de hombres en mugrientas camas del pueblo, otras,
encienden el fuego en las cocinas y afilan las herramientas de corte. Y por si
acaso, recogen grandes porciones de hierbas aromáticas para disimular el sabor
de la basuraleza humana.
Hembras
Sergio Francisci
Rosario
Fabulador en
Compañía de Ánimas
(Facebook)
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