2. Reciclaje de bolsas de basura:
Sí, aunque no lo parezca, hubo un tiempo en el que la gente se volvía ecológica,
y reutilizaba las bolsas del Carrefour para ponérselas en el cuerpo. Cual lomo
embuchado, oleadas de canis atemorizaban a la gente normal a base de ropa
de plástico que, todavía en invierno podía pegar, pero en verano… Imagínate
la odisea de quitarte la ropa con una espátula. Lo bueno es que no quedaba
ninguna toxina en el cuerpo. Todas pegadas en el plástico junto a su gotita de
agradable sudor. ¡Directas todas para la hoguera!
3. Bisutería hortera:
Si, está muy bien ponerse algo que te de un toquecito elegante para salir a la
calle. Pero, ¿en serio era necesario combinar un colgante fluorescente con unos
anillos de oro cual señora Castafiore? ¡Si cabía un orangután colgado de ellos!
Además, entre tanta brillantería, uno podía quedarse ciego en cuestión de minutos con solo verlo. ¡Un poder total! Según estudios de la prestigiosa Universidad de Torremocha del Campo (un saludo), entre 2005 y 2008 aumentaron
en un 80% los casos de ceguera. ¡Cómo para que no sucediese!
4. Buscarle una utilidad a tu pelo:
Esta muy bien que colaboremos en las tareas domésticas con papá y mamá…
¡Pero en serio tenías que ponerte una escoba en la cabeza para hacerlo! E igualmente, está muy bien que trabajemos por proteger a las especies animales en
peligro de extinción, pero… ¿Tenías que ponerte un moño en la cabeza para
guardar a todos los pájaros que te encontrabas por la calle? Pu