Wild and Young June '14 | Page 49

ello si no fuera porque llegas a las 6 de la mañana a tu cafetería, de desayuno “post-resacoso”, y a lo que tú le pides al camarero “el café y la magdalena” de toda la vida, ahora para ser modernillo, (pero a la vez retro de los años 8090 cual Fabio McNamara, que es lo que se lleva) tienes que pedir tu “muffin con frapuccino”. Todo ello para llevar en una bolsa de papel medio marrón, como en las buenas películas de la tele, aunque sea todo para tomárselo en la misma puerta de la cafetería, eso sí, a poder ser con el Mac abierto aunque ahí no haya nada. Y no digamos de las benditas gafa-pastas. ¡Las lleva todo el mundo! Voy a confesar algo: mi vida es tan especial que... nunca me he puesto una. No se lo digáis a nadie. Pero viendo algunas que tiene el tamaño de, por lo menos, uno de los colgantes que se “agencia” (por seguir su jerga) el John Cobra al cuello, digo: ¿eso no hace daño en la nariz? Tiene que pesar “lo más grande”, y como encima el cristal tenga un poco de aumento, me imagino cual rompetechos moderno (con mi muffin, eso sí). Hala, que ahí problemas para ver no se tendrán, lo que me pregunto es, ¿qué llevaran muchos hipsters escondido entre tanta gafa? ¿Una cámara de hipster-vigilancia?, ¿un disco oculto de Camela?, o, ¿un nada de nada hipster casete del Fary? Hoy no creo que duerma con la incógnita, ¡voy a sufrir yo más en silencio que la propia Concha Velasco! Así que, pues bueno, que sí, lo que hemos cambiado. De chonis a hispteres, ¡qué será lo próximo que venga! Yo me pido gótico. Me imagino oleadas de gente a lo Marilyn Manson por la calle, y digo que a mí me atrae. Aunque mientras, a pesar de todo, he de confesar que pido que esta vuelta a los 80-90 dure mucho tiempo más. Quien quiera regalarme la camisa de estampado de plátanos, que me llame. Estoy dispuesto a ofertas. Escrito por: Adrian Parrondo Sigueme en Instagram