Wild and Young January '15 | Page 70

HACIA BELÉN FUE UNA BÁSCULA….. RIN… RIN…. (PARECE QUE SUENA EL TELÉFONO) ¡Aaaaayyyyy! ¡Ayyyy! Ayy, chiquillo/chiquilla/ cosa que estás leyendo esto. Qué dura se hace la cuesta de Enero. Pero dura y necesaria. Porque qué duro es ese momento en el que llega el 7 de Enero: los Reyes Magos se han ido con el camello (el legal) y te da por mirarte al espejo. Por un momento te ríes. JA JA JA, ¡Falete ha venido a casa! Hasta el momento en que tu neurona decide funcionar y descubre que… Falete… ¡Eres tú! Y, claro, ¿qué te podías esperar?, cuando te has puesto hasta las trancas toda la navidad de polvorones, mazapanes, gambas, corderos, turrones, ¡DE TODO! Parece que iba a avecinarse una guerra nuclear y tenías que reservar fuerzas. Y cuando ya tienes asumido que en sólo 15 días has terminado convirtiéndote en La Masa, que te has puesto macizo/a, ¿qué te toca hacer? Pues acordarte de que te prometiste para este año dejar de fumar, ir al gimnasio y buscarte un buen novio-maromo. JA JA. Bueno, sigamos. Como lo del tabaco te da, como hay mucha pereza, y lo del novio, pues como que todo es suerte de encontrarlo en algún sitio romántico como… ¿Vota mi cuerpo? ¿Badoo? sí, de esos que usas, que lo sé. Así que al final de todo terminas decidiéndote por empezar el gimnasio. A ver si, con suerte, empezando con uno de los propósitos consigues cumplir el resto (que te lo has creído tú). ¡Qué mundo es el de los gimnasios! ¡Una cosa indescriptible! Esto os lo cuento porque lo sé, porque yo soy muy listo, nada más. Yo sé que los dueños de los gimnasios tienen un perverso y maligno sistema para hacer que no quieras irte de allí. Porque el primer momento es el peor. Cuando llegas con toda la motivación y te encuentras con tu entrenador. Sí, tú te esperabas a tu Mario Casas (si eres choni) o a tu Ryan Gosling (si eres hipster). ¡Pues no! ¡Olvídate! Cuando te encuentras a ese señor con cara de haber estado chupando limones durante 4 días (con sus mañanas, tardes y noches, que lo de chupar limones es una cosa “mazo” interesante) te da el parraque malo. Te miras al espejo y dices: “Oye, pues mira, tampoco queda mal esta lorza, si consigo que recubra un poco, a lo mejor hasta me quito el frío que hace, hasta me puedo autoabrigar y todo”. ¡ERROR! Al momento ves pasar a tres maromos que ya te hubiera gustado a ti que hubiesen venido con los camellos a ofrecerse a tu casa. Y te dices… pues mira, a lo mejor hasta merece la pena aguantar a este hombre tan salado. Como que te cambia el carácter (y ahí es donde estaba el truco: yo creo que esos maromos no hacen allí nada, que van a pasearse para que no te vayas tú, que luego cuando cierran el gimnasio les dejan allí encerrados y punto). Y con todo ello, al final entras a la sala de ejercicio. Ves a uno con la lengua fuera sufriendo lo más grande, a otra que del sudor parece la hermana gemela de Repu la Cerda y te dices: JA JA (o LOL LOL, según te dé por reírte en ese momento justo). Yo me pongo con esto, y les doy mil vueltas en dos minutos. Se me va a quedar una figura que ríete tú del Mario Casas/Sara Carbonero/Cosa (vale, sí, he dicho primero Mario Casas, soy choni-cani, pero que quede entre tú y yo, que me duele reconocerlo). Pues a los 5 minutos de hacer ejercicio, ves que de repente has acabado con el color de Peppa Pig, el olor a sobaco cebollero HH