Jessica Heredia, wellness coach con más de 15 años de experiencia en el sector, se especializa en impulsar la transformación y el crecimiento del ecosistema wellness. Como directora de la revista Consciencia Wellness y embajadora en Chile de World Wellness Weekend, combina la trayectoria con una visión estratégica para liderar iniciativas que promuevan la cultura del bienestar.
Su enfoque está orientado al desarrollo de asesorías y mentorías especializadas en la creación de ecosistemas wellness, diseñados para conectar a profesionales, empresas y recursos clave del sector.
Desde que comencé a trabajar en el sector wellness, hace ya varios años, uno de los principales desafíos que he observado es la fragmentación.
A pesar de los múltiples esfuerzos para promover el bienestar en diversas áreas, como spas, turismo, wellness tech y programas de fitness, la falta de conexión entre estos actores dificulta la creación de soluciones integradoras. Esto afecta directamente la calidad de los servicios que reciben los clientes y limita el impacto que podríamos tener como profesionales y empresas comprometidos con una cultura de bienestar más amplia.
En 2023, impulsada por la necesidad de encontrar una propuesta más clara y accesible para abordar esta fragmentación, comencé a desarrollar el concepto de "ecosistema wellness".
Mi objetivo era encontrar un término que, además de ser fácil de entender, reflejara de manera integral cómo las distintas partes del sector podían trabajar juntas para ofrecer un bienestar más completo, sostenible y efectivo.
El concepto de ecosistema wellness se explica prácticamente por sí mismo: al igual que en un ecosistema natural, se trata de un entorno en el que diferentes elementos interactúan de manera interdependiente, creando una red equilibrada y funcional.
En este caso, hablamos de integrar personas, recursos, procesos y prácticas para construir una experiencia de bienestar que trascienda lo individual y aporte un valor colectivo.
Aunque el concepto nació con el sector wellness en mente, pronto me di cuenta de que su enfoque podía aplicarse a cualquier organización interesada en desarrollar una cultura de bienestar.
Desde empresas tecnológicas hasta instituciones educativas, todas pueden beneficiarse de incorporar este modelo, que coloca el bienestar como un eje estratégico, y no como un simple complemento.