CANCIÓN II
Pirata cojo, Joaquín Sabina
https://youtu.be/1rFmpFV5q70
No soy un fulano con la lágrima fácil
de esos que se quejan solo por vicio
si la vida se queja le meto mano
y si no aun me excita mi oficio,
y como además sale gratis soñar
y no creo en la reencarnación,
con un poco de imaginación
partiré de viaje enseguida
a vivir otras vidas,
a probarme otros nombres,
a colarme en el traje y la piel
de todos los hombres
que nunca seré:
Al capone en chicago
legionario en Melilla
pintor en Montparnasse,
mercader en Damasco
costalero en Sevilla
negro en nueva Orleans,
viejo verde en Sodoma
deportado en Siberia
sultan en un harén,
¿policía? ni en broma
triunfador de la feria
gitanito en Jerez,
tahur en Montecarlo
cigarrillo en tu boca
taxista en Nueva York.
El más chulo del barrio
tiro porque me toca
suspenso en religión,
confesor de la reina
banderillero en Cádiz
tabernero en Dublín.
Comunista en las Vegas
ahogado en el titanic.
Flautista en Hamelín.
Billarista a tres bandas
insumiso en el cielo
dueño de un cabaret.
POEMA
La canción del pirata, José de Espronceda
Versión con imágenes de la película Captain Horatio
Hornblower (1951)
https://www.youtube.com/watch?v=JqE7GV6CvxA
Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
un velero bergantín;
bajel pirata que llaman
por su bravura el Temido
en todo el mar conocido
del uno al otro confín.
La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
Y allá a su frente Estambul:
-Navega, velero mío,
sin temor
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.
Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra,
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío
a quien nadie impuso leyes.
Y no hay playa
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor
Que es mi barco mi tesoro,